Por: Manuel González Ramírez.*
La ciudad de Zacatecas debe su origen a un puñado de españoles que eran encabezados por el vasco Juan de Tolosa, quienes arribaron el 8 de septiembre de 1546 a un cerro al que luego bautizarían con el nombre de La Bufa. Y tendrían que transcurrir poco más de cuatro siglos y medio para que comenzara una serie de homenajes singulares a mujeres notables de esta entidad.
En la primera década del siglo XXI, los sitios y recintos para honrar la memoria de personajes ilustres estaban reservados para varones. A saber, en el muro de honor del Congreso del Estado de Zacatecas sólo estaban inscritos los nombres de puros hombres. El centro histórico de nuestra Bizarra Capital estaba poblado por monumentos a próceres del sexo masculino. En el mausoleo del Cerro de La Bufa solo se encontraban los restos de puros varones.
Es difícil de creer que en los albores del tercer milenio, las mujeres zacatecanas estuvieran invisibles en esos sitios donde se rinde homenaje perenne a los forjadores de nuestra historia. Sin embargo, dentro del marco y con el pretexto de las conmemoraciones de los 100 años de la Cruz Roja Mexicana, del bicentenario del inicio del movimiento de independencia y del centenario del comienzo de la Revolución Mexicana, comenzó una serie de justos homenajes a dignísimas hijas de nuestra entidad.
Reconocemos que a lo largo del siglo XX y de la primera década del siglo XXI han efectuado homenajes y reconocimientos a mujeres zacatecanas que han destacado en el ámbito local, nacional e internacional. Testimonios de ello han quedado plasmados en sitios y monumentos de la ciudad de Zacatecas. Tal es el caso de la señorita Ricarda Rosales, a quien considerando que tenía parentesco con el insurgente zacatecano Víctor Rosales -ahora reconocido como héroe nacional del movimiento independentista–, colocaron su nombre con letras doradas en la columna del monumento a la Independencia Nacional que se erigió en esta capital en 1910 y que está coronado con una escultura femenina (la Victoria Alada).
Aunque es necesario precisar que el primer nombre que se inscribió con letras de bronce en ese lugar fue el de Víctor Rosales. Más tarde se agregaron otros, entre ellos, José María Cos, Encarnación Ortiz, el niño José Timoteo Rosales y Ricarda Rosales. Estamos hablando del primer monumento en el que se alude a una mujer pero no está dedicado de manera exclusiva a ella.
Tenemos otro caso similar. El 10 de mayo de 1970 fue develado el monumento a la Madre en el Jardín Morelos (al que la tradición popular lo ha rebautizado como Jardín de la Madre). Está dedicado a las benditas mujeres que han ejercido la maternidad en cualquiera de sus modalidades. La escultura nos muestra a una señora que lleva de la mano a su hijo y fue realizada por el artista Ponzanelli. Representa ese tributo permanente que debemos a nuestras madres pero tampoco está dedicado a una mujer en particular.
Una primera intención de perpetuar la memoria de una mujer zacatecana, la encontramos plasmada en una placa de cantera que está colocada en la fachada de la casa marcada con el número 1226, en la Calle Abasolo, frente a la plazuela donde expenden tunas. Ahí nació la popular Ángela Ramos, mejor conocida como Juana Gallo, personaje pintoresco que inspiró al maestro Ernesto Juárez para componer un corrido, que a su vez se convirtió en una película que protagonizó María Félix, circunstancias que transformaron a Juana Gallo en leyenda. Esa placa testimonial fue develada el 2 de marzo de 2004, siendo alcalde de esta capital el licenciado Miguel Alonso Reyes, quien además le obsequió un mausoleo digno a Ángela Ramos, cuyos restos descansaban bajo un montículo de tierra en el panteón de Herrera.
No obstante, el primer homenaje de especial relevancia tuvo lugar el 10 de septiembre del año 2009. En esa fecha, se llevó a cabo una sesión solemne del Congreso local donde por primera vez en la historia de Zacatecas se inscribió y develó el nombre de una mujer en el muro de honor de la sala de plenos, cuya vida y obra se constituye en ejemplo para la sociedad zacatecana y mexicana: doña Luz González Cosío Acosta de López, fundadora de Cruz Roja Mexicana.
Eso ocurrió a cien años de distancia de las primeras acciones de esta benemérita y respetada institución. Acciones encabezadas por doña Luz González Cosío y su esposo Fernando López Sánchez Román, también de origen zacatecano. Y el día 15 de octubre de 2009 en ese mismo recinto fue develado el nombre de otra zacatecana notable: la maestra y arqueóloga Eulalia Guzmán Barrón.
Al año siguiente, el viernes 19 de noviembre de 2010, las autoridades estatales y municipales de la Ciudad de Zacatecas por primera vez en la historia develaron el retrato escultórico de una mujer zacatecana en un espacio público. Este honor correspondió a la maestra Beatriz González Ortega. La emotiva y muy significativa ceremonia se efectuó en el lado oriental de la Alameda Trinidad García de la Cadena. En un punto donde convergen dos arterias: la Avenida Juárez (donde estuvo la Escuela Normal para Señoritas que ella dirigió y donde se convirtió en heroína) y la Calle Elías Amador (donde se encuentra el actual edificio de la Escuela Normal Zacatecas “Manuel Ávila Camacho”.
Y fue también la maestra Beatriz la primera mujer zacatecana que recibe la honra de descansar el sueño eterno en el Mausoleo de los Personajes Ilustres del Cerro de La Bufa. Sus restos ingresaron dentro del marco de un acto solemne que se llevó a cabo el jueves 12 de junio de 2014, con la presencia de autoridades municipales, estatales y familiares de la maestra. Esto ocurrió en las vísperas del centenario de la Batalla de Zacatecas del 23 de junio de 1914.
Así que cada día se hacen más visibles los nombres y acciones de mujeres de las distintas épocas que de una u otra manera contribuyeron a construir las páginas de la historia de Zacatecas y de México. Esa es la nueva realidad y nos da mucho gusto gusto. Cada día descubrimos acciones edificantes de mujeres de ayer y hoy, dignas de homenajes.
*Cronista de Zacatecas.