¿Quién se habría imaginado que aquel 8 de febrero de 2014, jugando como visitante en el Estadio Azteca contra el América, estaríamos presenciando el origen de la historia de un niño imberbe que se convertiría en el estandarte de una de las generaciones más prometedoras del fútbol mexicano?
¿Quién habría presumido que aquel futbolista, de figura enclenque y personalidad introvertida, sería el protagonista de una de las victorias más importantes de la Selección Azteca en la historia de los mundiales?
¿Quién, quién habría sospechado que aquel joven apodado ‘Chucky’ estaría destinado a ser la venta y la compra más cara de la historia de dos de los clubes más significativos del panorama europeo?
Seguramente varios aficionados y conocedores del futbol mexicano proyectaron un futuro ilusionante para Hirving Rodrigo Lozano Bahena (Ciudad de México, México, 30 de julio de 1995) , pero quizá muy pocos le auguraron su impresionante desarrollo. Sólo él conoce su techo, sólo él es consciente de su límite; un límite que el espectador no puede vislumbrar, porque el propio jugador, a lo largo de su carrera, se ha caracterizado por sostener una evolución en su juego que vuelve una tarea sumamente compleja y arriesgada el fijarle cotas a su crecimiento.
A falta de que pase el reconocimiento médico y la firma oficial, Hirving Lozano ha sido transferido del PSV Eindhoven al Napoli por 42 millones de euros, un fichaje que lo inserta en los anales de ambos clubes al representar la venta más cara en la historia del club holandés y la adquisición más cara del equipo italiano.
Un equipo italiano presidido por Aurelio De Laurentiis, quien en los últimos años se ha caracterizado por ser un duro negociador, por “tener el dinero en el banco y no en el campo”, como diría Johan Cruyff. En el caso del jugador mexicano, De Laurentiis dio su brazo a torcer para cumplir la petición del prestigiado técnico italiano Carlo Ancelotti, quien dicen que terminó de quedar prendado de Lozano tras su participación en Rusia 2018 y lo consideró un engranaje clave para el asalto a la Serie A.
La decisión de desembolsar una importante suma de dinero refleja la confianza que deposita el club italiano en el seleccionado azteca. Además, el Napoli situó al delantero mexicano en el segundo escalón salarial de la plantilla, con un sueldo cercano a los 4.5 millones de euros anuales, a la par de sus compañeros Dries Mertens, Lorenzo Insigne, y únicamente debajo del defensa Koulibaly, quien gana 6 millones al año.
Por si no fuera poco, fijaron la cláusula de rescisión (el monto que tendría que pagar un club para desvincular a Lozano del contrato que tiene con el club) en 130 millones de euros. Si continúa con su acelerado crecimiento, no sería descabellado imaginar que en unos años el Napoli termine ingresando una cantidad más grande por la venta del mexicano que lo que gastó.
De acuerdo con el portal especializado Transfermarkt, desde que el técnico Enrique Meza le brindó la confianza para debutar hace cinco años, el delantero azteca ha visto cómo su valor de mercado se ha exponenciado: de valer un millón de euros en el Pachuca en 2014, a valer 40 millones de euros actualmente. Actualmente, Transfermarkt ubica a Lozano como el 134° jugador más valioso del mundo y el 1° de México.
Hoy, Hirving Lozano escribe una nueva página en su ya rica trayectoria. Campeón de liga en Pachuca y en el PSV Eindhoven, el joven aterriza en uno de los equipos más pasionales de Italia.
Desde que se enfunde la camiseta napolitana, el mexicano recibirá el apoyo y respaldo de una de las hinchadas más fervientes del Mediterráneo, pero también, será consciente del reto que se avecina, quizá el desafío más grande de su carrera profesional: asumir la responsabilidad y presión de liderar a un equipo y afición ávida de gloria y destronar en el camino a un rey que ha eliminado el azar del juego. Un reto que si no es imposible o quimérico, será en parte por la tenacidad de un niño de la Ciudad de México que su único sueño era jugar a la pelota.