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El emprendedor que pasó de los zapatos a la seguridad vial

Si se habla sobre hormas para zapatos y boyas de seguridad vial, seguramente nadie encontrará alguna relación entre ambos… o tal vez sí. Para Hersan, son su razón de existencia. Esta empresa terminó atendiendo, de forma exitosa, un mercado completamente distinto al que la vio nacer.

Hersan inició operaciones en 1975 como un negocio familiar dedicado a la fabricación de hormas de madera para zapatos en la ciudad de León, Guanajuato. Con el paso de los años, las exigencias de la industria se transformaron y, en 1982, sustituyó su principal materia prima por el plástico. El cambio definió su futuro.

Esta empresa terminó atendiendo, de forma exitosa, un mercado completamente distinto al que la vio nacer.

“Siempre hemos sido muy inquietos en cuestión de innovar y desarrollar nuevos productos y tecnologías”, dice Luis Ángel Hernández, director general de la compañía. Esa curiosidad llevó a la firma a contactar a centros de investigación para que la ayudaran a encontrar una materia prima con mejores propiedades mecánicas.

En 1996, obtuvo los primeros resultados y reemplazó el polietileno de baja densidad por uno de alta. Metió los proyectos de investigación al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y, dos años más tarde, recibió un reconocimiento como empresa desarrolladora de tecnología.

A partir de entonces no paró. En las investigaciones encontró materiales cada vez más resistentes. Por eso, decidió probar suerte en el ámbito de la seguridad vial. Así fue como se convirtió en la primera compañía en proponer el cambio de las boyas metálicas por las de plástico.

“Con la tecnología que estábamos desarrollando para la horma, empezamos a visualizar que había un nicho de mercado interesante en las boyas metálicas”, menciona Luis Ángel. Una etapa nueva comenzó y, como se sospechó en ese momento, tuvo sus complicaciones.

Nuevo mercado, nuevas exigencias

La empresa no sabía mucho sobre seguridad vial, pero sí conocía de plásticos. Volvió a solicitar la ayuda de centros de investigación, nacionales e internacionales, para encontrar una fórmula de plástico resistente al embate de los vehículos; después de todo, no era lo mismo fabricar hormas para zapatos que un artículo que podría salvar vidas.

Los resultados fueron impactantes. Hicieron pruebas de campo con boyas de plástico y metálicas para demostrar que las primeras eran más resistentes. El director de Hersan cuenta que lo complicado fue convencer a los clientes de sus hallazgos.

“Nosotros somos los pioneros. No había este tipo de productos en el mercado, fue muy complicado penetrar en él. No nos creían aunque llevábamos todas las certificaciones y patentes”, comenta.

Al final, el uso del producto terminó por convencer a quienes no creían en la organización, la cual ya ha cumplido 14 años en el sector. Actualmente, exporta a nueve países de América Latina y espera llegar a Europa y Estados Unidos.

Hernández asegura que una de sus fortalezas es la tecnología de transformación de su materia prima: tiene cierta elasticidad que le impide romperse con los impactos. Por eso, en 2012, la compañía ganó el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología. En ese momento, fue cuando tuvo su primer acercamiento con la aceleradora de negocios Endeavor.

El “empujón” de Endeavor

Al ser una empresa familiar, Hersan tuvo que prestar atención a la profesionalización de todas sus áreas. Desde hace dos años, Endeavor le ayuda en ese proceso.

Por ahora, su objetivo principal es armar una estructura de recursos humanos y gerencia. Antes, solo tenía a una persona encargada de gestionar las operaciones de toda la organización; hoy, ha contratado a directores comerciales, de tráfico e ingenierías. También, está formando un gobierno corporativo el cual espera incorporar por completo a su organigrama este año.
“Endeavor está tomando un papel muy importante por la manera en que nos cambió la visión. Tenemos un gran mercado, nos dimos cuenta de que el producto se puede vender a nivel mundial; pero debemos estar preparados”, considera Luis Ángel.

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