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Hans Backhoff: ¿A dónde va la industria del vino mexicano?

En los últimos años, el vino mexicano ha vivido un merecido auge. Aunque se trata de una industria de relativa juventud y en progreso, cuenta con características específicas que lo dotan de una cualidad especial.

De acuerdo con datos recientes de ProMéxico, existen alrededor de tres mil 350 hectáreas dedicadas al cultivo de la Vitis vinifera. Tales parcelas producen cerca de 27 mil toneladas anuales. Este mercado sigue desarrollándose y el registro de etiquetas nacionales va en aumento. Cada una de estas marcas innova para satisfacer las demandas y tendencias actuales.

En este sentido, Líder Empresarial realizó una entrevista exclusiva con Hans Backhoff, presidente del Consejo Mexicano Vitivinícola y Director General de Monte Xanic, una de las vinícolas mexicanas con mayor reconocimiento internacional. 

El ingeniero en Industrias Alimentarias por el Institutto Tecnológico de Monterrey, cuenta con un MBA por parte de la Universidad de Cardiff en Reino Unido y estudió Enología en Burdeos, Francia. Nos comparte el crecimiento, la actualidad y las proyecciones de la industria vitivinícola nacional.

El vino mexicano ante el mundo

Backhoff destaca que, desde su puesto, tiene la fortuna de apoyar tanto conceptos como propuestas nacionales que buscan incrementar el consumo del vino en el país, además de situar a México en el mapa como productor de vinos premium.

“Es importante ser más conocidos dentro de México, para poder apoyar al país y a todos los productos ante el gobierno, el consumidor y el mundo, con proyectos sumamente importantes y muy atractivos, como el Congreso Mundial de la OIV (Organización Internacional del Vino)”, comenta Hans Backhoff.

El CEO de Monte Xanic destaca que una prueba de este cambio es que, en los últimos años, los vinos mexicanos han conseguido alrededor de mil 500 preseas en los concursos internacionales más relevantes. De tal forma, nuestro país se consolida como una potencia de la industria vinícola a nivel mundial.

“Estamos viendo un México cambiante, producciones más eficientes que han entendido cómo tratar al campo y lograr una buena calidad. Sin embargo, nos queda mucho trabajo por hacer. Hoy en día, tenemos 14 entidades federativas que están produciendo vino, lo que seguirá incrementando y pronto veremos prosperar a otras zonas como Chihuahua y Guanajuato”, comentó el titular de la CMV.

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El consumidor de hoy no es el consumidor de antes

Backhoff comenta que la evolución reciente del vino mexicano no sólo se ha vivido en los productores, sino que también en los consumidores. Anteriormente, el principal target eran los hombres (con 60% del consumo); actualmente, las mujeres abarcan el 55% del mercado.

Estos cambios se reflejan también en las preferencias. Hans declara que el mercado actual dirige su atención hacia los vinos frescos, más suaves o aromáticos, así como su consumo en diferentes tipos de maridajes o comidas que incluyen ingredientes mexicanos -como la cochinita pibil o el mole-.

Aseguró que la percepción del vino mexicano se ha transformado para bien. A nivel nacional, y desde 2017, los connacionales prefieren consumir el vino local frente a los extranjeros: “el mexicano está dispuesto a seguir consumiendo más vino mexicano”.

Tenemos cerca del 30% del mercado nacional y seis mil hectáreas plantadas para la producción del vino. Se debería de duplicar la tierra para poder tener oferta y demanda correcta para seguir quedándonos en el 30% del mercado. Sin embargo, ¿por qué no aspirar al 50% de la preferencia del consumidor mexicano? Entonces tendríamos que plantar 19 mil hectáreas”, señala.

Proyección del futuro del vino mexicano

En un lapso de 15 años, el mercado en México se multiplicó seis veces. Pasó de consumir anualmente 180 mililitros a 1.2 litros de vino per cápita. Según este progreso, es posible que en los próximos cinco años nuestro país incremente su consumo hacia los tres litros per cápita anuales, augura el experto.

Aunque el desarrollo de la industria vinícola al interior del país es relevante, aún queda mucho por avanzar: Backhoff afirma que el consumo del vino en México es muy pequeño frente al que se da en otras latitudes.

“El condado de San Diego, en Estados Unidos, consume la misma cantidad que todo nuestro país. El consumidor internacional ha demostrado mucho interés por nuestro vino; por lo tanto, es muy importante la internacionalización de la marca”, comenta el titular de la CMV.

Además, señala que el futuro del vino mexicano dependerá en buena medida de la exportación y apertura a nuevas oportunidades fuera del país, pues a la fecha, exportamos sólo 5% de nuestra producción. No obstante, el crecimiento del comercio exterior requiere generar una marca mexicana en conjunto.

Para ello, es necesario trabajar por una certificación de calidad que unifique el nivel de las diferentes producciones de México. Hans señala que el CMV ya está gestionando una marca colectiva que comprometa y avale la calidad de los vinos. 

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“Hay un futuro muy grande para el Bajío”

El enólogo destaca que el altiplano sur tiene mucho potencial, debido a la cantidad de proyectos que visualizan e invierten en función de las oportunidades que ofrece este terruño. Ejemplo de ello es Guanajuato por su riqueza histórica, geográfica, climatológica y -por supuesto- enológica. 

La tarea radica en entender cuáles son las mejores variedades propias del lugar, especializar la producción e impulsar su crecimiento mediante el enoturismo con la identidad propia de la región Bajío. Destaca que el desarrollo de la industria vinícola se beneficiará directa y mutuamente de la riqueza regional (tanto turística como cultural).

Con el fin de impulsar la industria regional, Backhoff recomienda unificar y trabajar en conjunto: “Estar unidos como sector y organismos es lo que nos hace más fuertes. Los proyectos regionales y nacionales son una herramienta fundamental para promocionar lo nuestro”.

Una industria que está haciendo historia

Hans Backhoff lo tiene claro:

Debemos incentivar y crear embajadores para el vino mexicano”. Por ello, invita a quienes incursionan en el mundo vinícola a sentirse parte de un gran proyecto, de una historia que se está escribiendo y de un futuro muy prometedor.“Vale mucho la pena dedicarle tiempo a esta cultura tan apasionante, familiar y noble. Es una industria que enamora. Entender que nuestros productos son una expresión digna de México para el mundo es algo que enorgullece”, concluye.

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