Con más de 20 años de experiencia en la industria cinematográfica nacional, Gabriela León Méndez conoce bien los entresijos que envuelven al séptimo arte. La hidrocálida no duda en reivindicar el talento de los cineastas mexicanos, al exclamar que su trabajo es más valorado en el extranjero que en el país.
Pone como ejemplo Esto no es Berlín, La delgada línea amarilla, o Vuelven, películas aclamadas en salas de cine internacionales pero que no han tenido el mismo impacto en territorio nacional.
“Particularmente, México está haciendo muy buenos documentales. El país está atravesando una época complicada que nos hace posar la mirada sobre nosotros mismos. Es muy importante que la gente vea no sólo lo que Hollywood muestra de nuestro país, sino cómo de verdad somos nosotros a través de la mirada de los realizadores mexicanos”, señala.
Bajo su dirección en la jefatura de Difusión y Relaciones Internacionales en el Departamento de Imagen y Sonido de la Universidad de Guadalajara, la Casa de Estudios ha logrado proyectar cortometrajes en los festivales más importantes en el mundo, llegando a alcanzar distinciones como en el Festival de Cine de Berlín.
Gabriela es una enamorada de los filmes de terror. El “flechazo” con el género se dio a través de The Shining de Stanley Kubrick, filme que vio cuando apenas tenía 12 años. Algunas de sus películas favoritas son The Witch, Stoker o la serie de netflix The Haunting of Hill House.
“Me gusta el terror psicológico bien hecho. Es una forma de sacar emociones que tienes muy escondidas y que la gente es muy difícil que las acepte. Ese sentimiento que albergas cuando se muere un ser querido; cuando sufres una pérdida; al tener miedo; cuando te sientes solo y psicológicamente tienes algo y no sabes cómo expresarlo. A través de las películas de terror esos sentimientos afloran y te ayudan a hablar de ese sentir”, explica.
Por ello, no es de extrañar que León Méndez haya decidido que la realización de su primer largometraje, Drowning Room, se incruste en el género. La película se filmará en Aguascalientes y se centra en la búsqueda de respuestas de la protagonista sobre el fallecimiento de su hermana y el suicidio de su padre.
Actualmente, Gabriela está afinando los últimos detalles del guión: “parte indispensable para que una buena película sea buena”, arguye. Posteriormente, buscará financiamiento para la filmación.
Sobre el legado que le gustaría dejar, León Méndez tiene como meta seguir poniendo en alto el trabajo del talento mexicano: “Me gustaría que me recordaran como una persona que dio a conocer a los cineastas mexicanos y su talento en el extranjero. Como productora y realizadora, demostrarle a la gente que a través de las películas podemos empatizar y ponernos en los zapatos del personaje y decir: ‘no estoy solo’. Empoderar a las mujeres para probar que no necesitamos de nadie”.