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Fuad Samán Zajur: ímpetu y trabajo al frente de Acrópolis

La relación entre el Café-restaurante Acrópolis y Zacatecas es casi tan inquebrantable como la que existe con sus propietarios. Fuad Samán Zajur es hijo de Said Samán Farah, el fundador del café; actualmente es quien dirige el lugar, por lo que su responsabilidad es mantener viva la tradición que ha formado en los zacatecanos. 

Llevarle la marcha al tiempo, muchas veces requiere cambiar las formas, pero nunca el sentido de lo que se hace. Para Fuad, es de vital importancia conservar los esbozos del pasado clásico que habitan el nombre del café, así como adaptarse a las nuevas necesidades, todo con el objetivo de satisfacer a sus visitantes. 

Una pasión de esta magnitud solo puede observarse cuando el motivo de admiración y los sentimientos propios son equivalentes. Crecer al paso que lo hizo el negocio familiar, permitió a Fuad saber cómo proceder en cada ocasión, sabiendo que el respaldo principal siempre se encontraba en casa. 

Acrópolis, una fracción de la identidad de Zacatecas

Durante la primera mitad del siglo XX, la ciudad tenía una esencia similar a la de ahora, en la que el viento recordaba épocas coloniales al pasar por sus construcciones y el tiempo libre se convertía en tedio para sus habitantes. Sólo necesitaba un lugar para pasar la intimidad de una convivencia hogareña a un lugar público. Tras su llegada a la ciudad, el Señor Said Samán Farah percibió el ‘faltante’ por lo que decidió fundar Acrópolis. 

Según explica Fuad, desde que nació el café en 1943 tuvo a bien tomar el corazón del Centro Histórico, ubicándose en dos puntos antes del definitivo, siempre en la Avenida Hidalgo. En 1983, el gobernador Cervantes Corona, ofreció el espacio en el que ahora se encuentra, en el Mercado González Ortega, justo a un costado de Catedral.

El carácter artístico que adquirió el sitio fue casual, tarde a tarde los parroquianos realizaban figuras con los asientos del café turco en los platos de las tazas, por lo que los mejores se ponían en exhibición. Pronto se convirtió en el punto de encuentro de artistas zacatecanos y nacionales, “quienes dejaban su huella” a partir de expresiones que impregnaban la Acrópolis de su propia esencia a través del sentir del creador, ejemplo de ello es el mural de Alfonso López que representa el paso del café por la ciudad.

De tal manera que con el tiempo la Asociación de Cronistas de la capital reconocieron a Acrópolis como “el más antiguo café de la ciudad y el primer café-restaurante-nevería-museo de Zacatecas”. A partir de esa distinción, Fuad evoca parte del nombramiento, es “un espacio singular y agradable para el encuentro entre personas y de personas con el mundo del arte, ya que en este recinto existe una colección creciente de obras de arte universal y zacatecano que datan del siglo XIX al XXI”.

El trabajo todo lo vence

Cuenta Fuad que él y sus hermanos, Said y Nide, atestiguaron la formación identitaria de Acrópolis trabajando desde muy pequeños. Con el paso del tiempo les fueron delegadas responsabilidades cada vez más grandes, mientras continuaban con su formación profesional, como contador público. Cual coincidencia con el lema del estado, el señor Said enseñó a sus hijos que “el trabajo todo lo vence”. 

Desde los primeros años en los que Fuad equilibraba su vida entre el estudio y las labores, aprendió a ser responsable, a mirar cada paso como una nueva oportunidad de emprender. Cuando llegó el momento de tomar la cabecera de Acrópolis, Fuad ya tenía las habilidades y pasión para seguir impulsando al negocio, consciente de que no sólo era un establecimiento lo que recibía, sino un trozo de la historia de Zacatecas. 

“Estar al frente de la Acrópolis es un privilegio y orgullo, al mismo tiempo es una responsabilidad que exige mucho trabajo. He necesitado de disciplina, responsabilidad, honestidad, perseverancia y, sobretodo, buenas amistades”, añadió.

Ahora Fuad transmite los conocimientos que ha adquirido a sus hijas y sobrinos; dos de ellos, Omar y Nide, son quienes lo apoyan en la administración del lugar y alientan al equipo a avanzar un peldaño más, asegurar la expansión. Proyecto en el que se planea contener la tradición, pero añadiendo toques de modernidad y buen gusto. 

Para él, lo más satisfactorio es que Acrópolis es ahora una gran familia, gusto equiparable al que le causa saber que no importa de dónde vengan sus clientes, cada uno lleva a su lugar de origen el recuerdo de Zacatecas vista desde una mesa llena de platillos y aire con aroma a café. 

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