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Francisco Toledo: el artista que esbozaba activismo

Juchitán de Zaragoza es un municipio de Oaxaca, en donde se llevan a cabo “Las Velas», una celebración que aunque no es exclusiva de este pueblo, es de las más reconocidas en todo el estado. Tomás Chiñas Santiago, investigador juchiteco, las define como rituales de adoración a elementos de la naturaleza como el mar y sus peces, el maíz, el lagarto, entre otros. 

Ese municipio fue el que vio nacer a Francisco Toledo, quien creció y comenzó su propio camino en el arte desde pequeño. Tras mudarse a la Ciudad de México en 1957, su vida cambió, dando inicio a una historia rodeada de experiencias interesantes como su paso por París, la inspiración que recibió de Rufino Tamayo y su apoyo al caso Ayotzinapa. 

Su trayectoria se vio plasmada en exposiciones y múltiples obras realizadas que definieron parte de su vida. Sin embargo, su odisea terminó este jueves 05 de septiembre, fecha en que Francisco Toledo, artista plástico, activista y promotor cultural murió a los 79 años a causa de cáncer de pulmón. 

Foto: vía Facebook

Autorretrato saludando…

Francisco Benjamín Toledo nació en Juchitán de Zaragoza el 17 de julio de 1940. A los 14 años inició sus estudios de grabado en el taller de Arturo García Bustos. Emprendió un vuelo que lo llevó a ser reconocido, entre otras cosas, como el artista que combinó su profesión con el activismo. Irreverente, provocativo y transgresor. Eso mostró en su obra. Eso era en vida. 

Después de trasladarse a la Ciudad de México llegó hasta Roma en 1960, de ahí a Italia y después a París para profundizar sus técnicas de grabado. En octubre de 1997, de nuevo en México, fundó el Taller Arte Papel Oaxaca, en 2006 el Centro de las Artes San Agustín (CaSa) en San Agustín Etla y en 1998 creó, conjuntamente con el INBA y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) un museo-biblioteca. Sólo por mencionar algunos de sus aportes en la infraestructura cultural mexicana.

Se mantuvo fuera de las temáticas representadas en la Escuela Mexicana. A él no se le imponía nada, se mantenía alejado de todas esas corrientes. Era fiel a sí mismo. Único. No le interesaban los reconocimientos, no era una persona ostentosa, y aún así, entre tanto y tanto, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes de 1998 lleva su nombre. 

Foto: vía Facebook

La espera…

El burro contento, vaca mala, sapo, caballo: el interés por la vida silvestre estaba presente, en particular por aquellos animales que no eran relacionados con la belleza. La sencillez de su persona se traslada a los cortos pero precisos títulos de sus pinturas. Algunos de sus trazos reflejan la sexualidad, que sobresale con elegante erotismo mezclado con lo cotidiano. 

En el 2014, Francisco Toledo diseñó 43 papalotes que se posaron en el cielo de Oaxaca. Los rostros de los 43 normalistas de Ayotzinapa cubrieron el cielo, lo cual manifestó bajo las siguientes palabras: “como a los estudiantes de Ayotzinapa los habían buscado ya bajo tierra y en el agua, enviamos los papalotes a buscarlos al cielo”.

Conocido como el Maestro, a Francisco Toledo se le recordará como un hombre comprometido con lo que hacía, incluso con su tierra. En una entrevista con El País señaló: “sí, pero cualquier día me voy y rompo el compromiso (risas). Mientras estoy aquí, ayudo, busco hacer el bien”. Y ese compromiso no se rompe. Sus obras, pinturas y acciones serán un estandarte para seguir adelante.

Foto: vía Facebook
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