La OCDE señala que la transformación digital, la globalización y los cambios demográficos están reformulando el mercado laboral, al grado de que alrededor de 50% de los empleos experimentará cambios radicales en los próximos años, si no es que desaparecerán.
Esto plantea un reto a las instituciones de educación superior en la manera en la que conciben, preparan y desarrollan a los nuevos profesionistas, según el documento Visión y Acción 2030: Propuesta de la ANUIES para renovar la educación superior en México. Ante este panorama, Francisco Javier Avelar González, rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), expone:
“Tomando en cuenta la velocidad con la que están cambiando las cosas, la formación debe conducirse hacia el desarrollo de habilidades de autoaprendizaje; buscando que los egresados tengan una estructura formativa que les permita tener una gran capacidad de adaptación ante los cambios”.
Una estructura que incorpore la flexibilidad, trabajo en equipo, tolerancia, respeto a los derechos humanos y una sensibilidad hacia las problemáticas sociales, económicas y medioambientales del entorno, entre otras habilidades y valores, agrega.
“Es importante que las instituciones educativas también demuestren adecuación a estos cambios […] Es necesario modificar algunas estructuras convencionales de los procesos enseñanza-aprendizaje, integrando más la tecnología y olvidándonos de la memorización como método pedagógico. En algunos casos será indispensable, pero en la mayoría no”, manifiesta.
“Deberemos de adoptar una formación cada vez más centrada en el manejo e integración de conceptos fundamentales; no en la memorización de libros; no en la simple solución de problemáticas de los libros, sino cada vez más comprometidos con las necesidades reales de la sociedad”, añade.
El rector de la UAA externa que la transferencia de información era fundamental en los procesos tradicionales de enseñanza-aprendizaje, porque era “escasa y difícil de obtener”. Si bien ahora la información “está al alcance de un dispositivo móvil”, el académico indica que uno de los desafíos es lograr que los estudiantes tengan la capacidad de reflexionar críticamente, para la resolución de problemáticas “no solo de su campo profesional sino de su entorno social y global”, insiste.
Líder Empresarial le pregunta: “A nivel nacional, ¿cuál es su mayor preocupación en torno a la educación?
Avelar González reflexiona momentáneamente y responde:
“En la educación debemos cifrar todas nuestras esperanzas, es la mejor inversión que puede hacer una sociedad. Mi mayor preocupación es que como país, como sociedad, no estemos a la altura de la velocidad de las transformaciones que se suscitan a nivel mundial y que nos rezaguemos en esa carrera, en esa lucha por ofrecer a nuestros niños y jóvenes la mayor formación posible para que sean competitivos (…) No estamos para repensar el mundo, estamos para buscar ponernos a la vanguardia de los cambios de ese mundo, por supuesto, atendiendo las áreas de oportunidad”.
Asimismo, la autoridad académica subraya que las universidades han sido un factor enorme de movilidad social, elemento que no debe perderse. “Hay cuestionamientos en el sentido de que hace 30 años, un título universitario era garantía de una vida desahogada, bastante decorosa. Hoy, los jóvenes se enfrentan a una situación de competencia muy fuerte y también debemos dar respuesta a esa situación”.
Por último, Avelar González enfatiza en los aspectos que deben conservar las universidades aún estando inmersas en una actualidad que se transforma aceleradamente:
“No deben perderse nunca como un espacio de reflexión y crítica de todas las ideas y corrientes ideológicas; como un espacio de formación de valores y ciudadanía para la construcción de una mejor sociedad. No deben perder la búsqueda del conocimiento. Considero que son factores esenciales que cualquiera que sea el modelo pedagógico o modelo curricular, siempre deberán estar presentes en las universidades”, concluye.