En el mundo corporativo, pocos líderes logran convertir la incertidumbre en una ventaja competitiva. Juan Francisco Aguilar, director general de Dell Technologies México, no solo ha dominado esa habilidad, sino que ha hecho de la crisis su motor de innovación. Citando a Michael Dell, fundador y CEO de la compañía, Juan confiesa con naturalidad “Si no hay una crisis, la invento”, sintetizando su filosofía de liderazgo.
Su llegada a la compañía no fue producto del azar, sino de una combinación de persistencia, visión estratégica y, como él mismo reconoce, la sabiduría transmitida por su padre: entrar a la arena, mostrar actitud, y dejar que el talento hable por sí mismo. Esa determinación lo llevó a aceptar un puesto aparentemente menor cuando migró de NCR a Dell, sabiendo que desde ahí podía construir algo más grande. Y así fue.
Hoy, con más de una década al frente de la operación mexicana, ha sido el artífice de una de las transformaciones más ambiciosas de la marca en América Latina. Bajo su dirección, Dell México alcanzó una meta que parecía casi quimérica: facturar mil millones de dólares. “Muchos pensaron que era una locura”, recuerda. Incluso prometió tatuarse el logro en el brazo si se alcanzaba. Lo hizo. Y Michael Dell, fundador de la compañía, reconoció públicamente su hazaña.
Más allá de la anécdota, esta historia refleja un estilo de liderazgo que incomoda, sacude y estimula. “Nuestro reto como líderes es incomodar a la gente”, afirma. Para Aguilar, los buenos líderes son como los maestros exigentes que marcan la diferencia: aquellos que empujan a sus equipos a reinventarse, a adaptarse y a pensar distinto.
Una muestra clara de ello es su enfoque frente a la inteligencia artificial. “Será más disruptiva que el internet”, advierte. Pero, más que temerle, apuesta por capacitar y transformar a su organización desde dentro. “La IA no sustituirá personas, pero sí a quienes no sepan usarla”, dice, convencido de que la clave está en combinar tecnología con pensamiento ético y habilidades humanas.
En un entorno donde muchos temen al cambio, Aguilar lo provoca. Esa capacidad de “crear crisis” le ha permitido construir equipos resilientes, adaptativos y profundamente comprometidos con la evolución constante. “¿Qué ideas tienes para vender distinto, para cambiar procesos, para ser más eficientes?”, lanza como mantra diario a sus colaboradores.
Pero liderar también implica tomar decisiones difíciles. Aguilar lo hace con cabeza fría, pero con el corazón presente. Toma cada decisión importante “hasta el último minuto posible”, buscando reunir toda la información, escuchar diversas perspectivas y, sobre todo, actuar con humildad. “Cuando me equivoco, explico por qué lo hice, qué información tenía en ese momento y cómo podemos corregir”, comparte.
Esa misma honestidad la extiende a su vida personal. Juan Francisco Aguilar menciona que ahora, en retrospectiva, reconoce que hubo momentos familiares importantes que sacrificó por el trabajo. En ese contexto, dice que si pudiera hablar con su versión más joven, le diría justamente eso: que se tomara más tiempo para disfrutar momentos irrepetibles.
Más que un ejecutivo, Francisco Aguilar es un líder con propósito. Le apasiona encender ideas, mover a las personas y transformar entornos. Su consejo para otros directores es tan simple como poderoso: “Define bien tus prioridades. Pregúntate siempre: ¿Qué genera más valor?”.
La segunda es que entiendas muy bien tus fortalezas, pero también tus debilidades, para que trates de rodearte de gente que complemente tus debilidades. Pero también, como le llama, equilibra tus fortalezas, porque tener demasiado de algo puede jugarte en contra.
Y la tercera es que estás para tomar decisiones, y esa es una de las cuestiones más importantes. “Te pagan por ejecutar, por hablar, por desarrollar estrategias, pero lo más importante es tomar decisiones”, enfatiza.
“Y muchas veces, esas decisiones son difíciles, requieren conversaciones complicadas. Para eso te pagan. No se trata de quedar bien con todos, ni de ser popular o democrático, sino de tomar las decisiones que van a cambiar tu destino, el destino de tu empresa o el destino de tu vida”.