En México hace falta capital de riesgo que se invierta en la producción de tecnología propia, por un lado. Y por otro, que los científicos tengan mayor iniciativa para obtener beneficios comerciales de su trabajo, criticó el investigador y ex catedrático del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MTI), Adolfo Guzmán.
En el ámbito de la computación, dijo, “estamos bien porque… los satisfactores existen y los precios son comparables, pero estamos mal porque casi todo eso es importado… México cada año egresa 25,000 estudiantes de licenciatura en computación. Entonces, creamos 25,000 sastres en un lugar donde casi toda la ropa se importa”, comparó el también miembro de la Academia Mexicana de las Ciencias al inaugurar la VII Semana de Divulgación Científica en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA).
E incluso en el subsector de la manufactura en materia de cómputo se tienen indicadores a la baja en el país. Según cifras del INEGI, entre 2012 y 2013 las utilidades repartidas en el ramo de la fabricación de equipo de computación, comunicación y otros cayeron de 467,648 millones de pesos a 376,007.
Mediante un ejemplo, Guzmán Arenas destacó que el recurso humano mexicano tiene la misma capacidad que los extranjeros para hacer del conocimiento un producto de alto valor comercial.
«Chile exporta mucho más que nosotros. Yo he visto software chileno en México. No he visto software mexicano en Chile. O sea, tenemos otra cultura… Es una pena que no estemos sacándole el mejor jugo al desarrollo de software”, señaló.
Pero, admitió, el problema del desarrollo de las ciencias de la computación en México es más complejo e involucra a las universidades y a los propios estudiantes que, en ocasiones, carecen de una iniciativa emprendedora.
“Esa gente puede formar su empresa. Si hago algo útil, lo voy a promover, a vender… Es difícil, hay cierta desvinculación, pero también se vale ir a ver qué requiere alguna empresa”, comentó.
Finalmente, destacó la calidad con que cuenta el recurso humano latinoamericano frente otro de países más avanzados en la industria de la computación.
“Yo he tenido la suerte de colaborar con… latinoamericanos, hindús, chinos; también trabajé un tiempo en Estados Unidos, de Pakistán, de Turquía y sí hay unas personas más listas que otras, pero no está correlacionado con dónde naciste o de qué color eres… El latino tiene más imaginación”.