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Fábrica digital, ¿futuro o realidad?

Por: Alejandro Preinfalk, CEO de Siemens para México, Centroamérica y el Caribe

Una fábrica digital utiliza la tecnología para compartir en tiempo real datos digitales de todas las operaciones de una organización. Esta se basa en un sistema integrado que consta de tecnologías de simulación, equipos conectados y herramientas de colaboración. Es el resultado y producto de una estrategia de Transformación Digital que permite el uso de datos para identificar y priorizar iniciativas de mejora continua dentro de una organización.

La fabricación digital se utiliza en distintos sectores. La consultora global de mercados Price Waterhouse Cooper estima que la digitalización y la automatización inteligente en la industria manufacturera contribuirá con 14% del PIB mundial para el 2030 (equivalente a 15 mil millones de dólares).

Por ejemplo, un fabricante de equipos originales (OEM por sus siglas en inglés) puede diseñar digitalmente todo el proceso de fabricación, al tiempo que los diseñadores trabajan en el próximo programa de vehículos.

Es importante mencionar que la Inteligencia Artificial (IA) no reemplaza por completo el trabajo humano, sino que proporciona más tiempo para un trabajo creativo y más complejo, mediante la automatización de tareas simples. Es decir, la fábrica digital se trata de la interacción entre la inteligencia artificial y la humana.

¿A qué necesidades responde?

Producir productos individualizados de manera rápida y eficiente, o la creciente demanda de sostenibilidad y el impacto de la globalización en las cadenas de suministro son algunos de los desafíos a los que se enfrenta la industria actualmente.

La ruta más eficaz hacia ese camino es adoptar la digitalización, pues es la mejor opción para reducir el consumo de energía en la fabricación actual. Gracias al aumento de la eficiencia de las máquinas y la aproximación al objetivo de cero tiempos de inactividad, cero daños y cero residuos, también se persiguen objetivos de sostenibilidad a largo plazo.  

Un ejemplo de las bondades de la digitalización es el caso de Vingroup, una de las empresas privadas más grandes de Vietnam. A través de su filial VinFast, se asoció con fabricantes de automóviles de Estados Unidos, Europa y Siemens para construir su fábrica de automóviles en solo 21 meses. Por si fuera poco, durante la pandemia, a través de la flexibilidad que otorga una fábrica digital, transformaron su planta en tan sólo tres semanas para poder fabricar 55 mil ventiladores mensuales.

Es innegable que hoy la fábrica digital es una realidad con múltiples beneficios en eficiencia. Al minimizar los índices de fracaso y acortar los ciclos de desarrollo de los productos, crea una ventaja competitiva duradera para cualquier tipo de industria.

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