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Extraños con influencia

Dicen que las modas regresan. Con cambios y algunos ajustes más actuales, pero con un toque de antaño que las hace reconocibles y, por tanto, atractivas para todos los gustos. Esto lo vemos con frecuencia no solo en la industria del vestido (con versiones nuevas de ropa y accesorios que se utilizaron en otros tiempos); sino también en el mundo del entretenimiento, el cual busca conquistar nuevos públicos sin perder a sus fieles seguidores. Por ejemplo, en el cine se desarrollan nuevas historias basadas en éxitos del pasado, como con la saga Star Wars o con la cinta Creed, cuyo apoyo es el legado de Rocky Balboa; y en la música, se realizan reencuentros de grupos y boy bands.

De esta tendencia tampoco se escapa el mundo empresarial, aunque sus fines y formas son distintos. En asuntos de marketing, hubo una época en la que parecía que entre más ruido se hiciera, más visible estaba una marca. Sin embargo, hoy sabemos que en ocasiones es mejor ser precisos que ruidosos, por lo cual es conveniente volver a valorar las primeras actividades del mercadeo: el contacto personal y el “boca a boca”.

Si bien nuestros padres nos enseñaron desde niños que no debíamos confiar en extraños, la verdad es que en la actualidad recurrimos a personas desconocidas para darnos una idea de qué comprar. Escuchamos con atención sus opiniones sobre determinados productos y servicios o escribimos una pregunta o palabra clave en Google para leerlos en foros, blogs y redes sociales.

Hacemos esto sin siquiera pensar en aquella advertencia de la infancia. De hecho, está demostrado que confiamos más en lo que dicen otros consumidores sobre una marca que en la información oficial sobre ella, pues la mayoría de quienes comparten su juicio lo hacen a partir de su experiencia, mientras un folleto o página web de la empresa no deja de ser promocional y ¿quién vende pan frío?

Así, aprovechando la tecnología y el alcance que el internet y las redes sociales brindan a las actividades de marketing, se ha considerado conveniente –como con la moda– retomar un concepto del pasado, el de boca a boca, y reinventarlo por medio de la incorporación de un nuevo jugador, el cual le dará un formato más actual: el influencer.

Un influencer es aquella persona que por su presencia online tiene cierta credibilidad sobre temas concretos; por tanto, es un líder de opinión el cual persuade a quienes lo siguen. Su atractivo radica en que, a diferencia de los voceros contratados para campañas de publicidad tradicionales, ellos no son celebridades, al menos no en el sentido usual o común de la palabra: no hay artistas famosos o jugadores destacados de algún deporte; sino simplemente individuos que por sus contenidos publicados en redes sociales y la forma en la cual interactúan con sus seguidores, se antojan cercanos y como alguien que vale la pena escuchar. Por ello, pueden ser grandes aliados para ampliar el alcance de un producto o servicios entre determinados públicos.

Con esta figura, la comunicación boca a boca toma una nueva dimensión al multiplicar el contacto: de uno a uno lo transforma a miles, pero sin quitarle lo personal.

Al comprender bien la función de los influencers y lo que pueden aportar a un plan de marketing, las estrategias de comunicación de las marcas se irán incorporando para convertirse en un puente que ayude a conectar a la empresa con un público determinado, lo cual facilitará la creación de nuevas relaciones.

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