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¿Existe el gen emprendedor?

Una de las propuestas más interesantes de la presente contienda electoral es la de convertir a Aguascalientes en un poderoso polo de atracción de talento y en un centro de pensamiento, investigación, ciencia y tecnología: un Aguascalientes Valley, en clara referencia a Silicon Valley.

Para volver realidad este sueño tan ambicioso se requiere visión, liderazgo y compromiso gubernamental; sin embargo, es un error creer que para promover un proyecto como este, primero, se deba descubrir cuál es la vocación de la entidad. El Atlas de Complejidad Económica, elaborado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y la Universidad de Harvard relaciona las capacidades de cada región con los productos que exporta (en teoría, los más apreciados del mundo), termina siendo una fotografía efímera, pues en la actualidad, el estado arma muchos automóviles; pero antes producía textiles, leche, uva; y hace diez años era ferrocarrilero.

Para generar un ecosistema que favorezca la innovación y, por lo tanto, la transformación de Aguascalientes se necesita de “empresarios emprendedores”, lo cual significa revolucionar la cultura local.

Es cierto que en la entidad hay 60,000 unidades económicas, pero muchos de sus propietarios apenas sobrellevan el changarro, no generan empleo ni valor agregado; en resumen, no saben emprender. También, es difícil entender que existiendo tantos retos públicos en materia de agua, salud, nutrición, agricultura o cadenas de valor en la industria automotriz, el estado tenga en las calles a miles de desempleados y subempleados, muchos con nivel bachillerato o universidad. Ellos tampoco saben emprender.

Fabricar emprendedores

Frente a este contexto, surge la pregunta: ¿el emprendedor nace o se hace? Los expertos dicen que los atributos clave de este tipo de personas se desarrollan en la familia y la escuela. Así pues, no importa la genética, sino propiciar tempranamente el pensamiento creativo y enfocado a la solución de problemas cotidianos. Lo más conveniente es que desde preescolar (el joven universitario quizá ya sea demasiado mayor para ser contagiado por este espíritu) se le enseñe al estudiante a “aprender a emprender y emprender para aprender”, señalan Daniel Mora en su propuesta educativa y un estudio reciente de la UNAM sobre el perfil psicológico del emprendedor de alto impacto.

La turbina del Aguascalientes Valley solo girará si cuenta con cuatro hélices:

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