El sector de autopartes en México celebra con cautela la reciente decisión de la U.S. Customs and Border Protection que exime de aranceles a las piezas automotrices originarias de México y Canadá que cumplen con los requisitos del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Con esta medida, las autopartes mexicanas serán tratadas como de origen estadounidense dentro de los esquemas de compensación automotriz, lo que podría dar un impulso al comercio transfronterizo.
Aunque la exención genera optimismo entre los exportadores, existen preocupaciones sobre los posibles efectos a largo plazo de cualquier ajuste posterior, según MUNDI, una firma de tecnología financiera que apoya las exportaciones mexicanas.
México es ya el cuarto mayor exportador de partes automotrices a nivel mundial, y el cuarto mayor exportador de vehículos, solo detrás de Alemania, Japón y Estados Unidos, de acuerdo con el reporte Mexican Automotive Industry [updated for 2025] de PRODENSA. Desde 2010, la industria ha crecido un 140% y se espera un incremento del 3.35% en 2025. Este crecimiento se refleja en la producción, que alcanzó los $113,199 millones de dólares entre enero y noviembre de 2024, un 2% más que el año anterior.
El primer trimestre de 2025 vio la exportación del 79.79% de la producción de vehículos ligeros y pesados de México, destacando que ocho de cada diez vehículos se enviaron a Estados Unidos. Sin embargo, las exportaciones totales disminuyeron un 6.7% en comparación con el mismo periodo de 2024, debido a factores como la incertidumbre global y una creciente presión regulatoria desde el vecino país del norte.
Según Sebastián Kontarovsky, cofundador y director de operaciones de MUNDI, “las nuevas normativas de origen pueden generar complejidades y costos adicionales para el sector automotriz y de autopartes en México. A medida que aumentan las exigencias regulatorias, la resiliencia financiera se vuelve crucial para mantener la competitividad y la rentabilidad.”
El mercado de autopartes sigue enfrentando desafíos, pero también está bien posicionado para aprovechar tendencias emergentes, como los ajustes en las normativas ambientales que endurecerán los estándares de emisiones a partir de 2026, y la creciente demanda de vehículos eléctricos e híbridos. Estas innovaciones tienen el potencial de dinamizar tanto la producción de vehículos como la de autopartes en México.
Sin embargo, la falta de acceso oportuno a liquidez puede representar un obstáculo para muchas empresas, que se verían obligadas a ralentizar su producción o postergar inversiones estratégicas. Empresas como Peasa Autopartes (PAPSA), que suministra componentes clave para sistemas de dirección, frenos y suspensión a grandes automotrices como Nissan, GM y Volkswagen, ya enfrentan el desafío de cumplir con las nuevas regulaciones y mantener su competitividad global.
Ricardo Navarrete-Gómez, gerente de Nuevos Negocios y Calidad de PAPSA, asegura que los cambios regulatorios exigen aún más eficiencia en los procesos y una gestión cuidadosa del flujo de efectivo para garantizar la calidad de sus productos y mantener su posición en el mercado.
A pesar de los desafíos, el sector sigue mostrando una notable capacidad de adaptación. Kontarovsky señala que, aunque la industria de autopartes ha sido exitosa en integrar sus productos en las cadenas de suministro globales, la creciente carga burocrática y las nuevas regulaciones arancelarias subrayan la necesidad de soluciones financieras innovadoras para mantener el dinamismo.
El panorama global del sector automotriz y de autopartes está en un punto de inflexión. Las empresas que inviertan en resiliencia financiera, innovación tecnológica y diversificación de mercados estarán mejor posicionadas para afrontar las dificultades actuales y capitalizar las oportunidades que surjan.
“Esta coyuntura representa una oportunidad estratégica para diversificar mercados. En MUNDI, nuestro objetivo es garantizar que las empresas mexicanas cuenten con la liquidez necesaria para crecer en esta nueva realidad», concluye Kontarovsky.