Este viernes inicia oficialmente la disputa comercial entre Estados Unidos y China. Después de varias semanas de amenazas y contraataques por parte de ambas naciones, la Unión Americana hizo formal esta madrugada nuevos gravámenes del 25 por ciento sobre una lista de 818 productos chinos por un valor de 34 mil millones de dólares anuales.
La «activación» de los aranceles estadounidenses provocó una respuesta inmediata por parte de China, que «golpeó» con la misma fuerza al país norteamericano. Por ello, a partir de hoy, 545 productos estadounidenses tendrán que pagar una tasa adicional del 25 por ciento para ingresar a China. La cantidad alcanzada con estos impuestos de importación será la misma que estableció Estados Unidos: 34 mil millones de dólares.
Las medidas arancelarias de China perjudicarán a la industria estadounidense en sectores como el cárnico y agrícola, además de varios componentes chinos que son utilizados en sus empresas del ramo automotriz. Previo a la imposición de los nuevos lineamientos comerciales, el Ministerio de Comercio chino explicó en un comunicado que su nación prometió no realizar “el primer disparo” en la guerra comercial, pero el anuncio de Estados Unidos hizo que se vieran obligados a contraatacar.
El organismo comercial chino aseguró que este suceso «pone en riesgo la cadena de valor global», afirmando que la Unión Americana «ha lanzado la mayor guerra comercial de la historia económica hasta la fecha». En su reporte, la nación asiática anunció que tendrán acercamiento con la Organización Mundial del Comercio (OMC) para denunciar el comportamiento de Estados Unidos y que buscará trabajar con otros países «para salvaguardar conjuntamente el libre comercio y el sistema multilateral».
La visión de Estados Unidos sobre el comercio internacional es muy diferente al de China. Aunado a los nuevos impuestos, el gobierno norteamericano anunció que en las próximas dos semanas se establecerán nuevas tarifas arancelarias sobre China en 284 productos más, con lo que se obtendrían 16 mil millones de dólares anuales. No obstante, el país oriental ha dejado en claro que cada ataque de EEUU será respondido de la misma forma desde Pekín, ciudad donde se toman las decisiones comerciales de aquel país.
Las medidas comerciales entre los dos países podrían generar repercusiones en todo el mundo, dada la conectividad que ambas economías tienen con el comercio global. Además de China, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aplicado estrategias arancelarias con la Unión Europea, México y Canadá, un tema en el que la misma Cámara de Comercio de EEUU solicitó «reconsiderar».
Thomas Donohue, presidente del organismo comercial estadounidense señaló mediante un comunicado que las políticas de Trump ponen al comercio internacional en riesgo de guerra, lo que impactaría también en los bolsillos de los consumidores estadounidenses: «Deberíamos apuntar al comercio libre y justo, pero este sencillamente no es el camino para hacerlo«, argumentó.