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Estudiar la secundaria: El anhelo que cumplió don Jesús

“¡Sí se puede! Cuando tienes una ilusión se puede lograr; si tú lo quieres hacer, lo logras”, así lo exclama don José de Jesús Lucio Huerta, quien a sus 74 años y gracias a la labor que hace el Instituto para la Educación de las Personas Jóvenes y Adultas de Aguascalientes (INEPJA), hizo realidad su anhelo de obtener su certificado de secundaria y ahora se alista para estudiar la preparatoria, también en la modalidad abierta.

Nacido el 19 de diciembre de 1946, en Rincón de Romos, “en la calle Dolores Hidalgo No. 8” -recuerda-, don Jesús comenzó a estudiar la primaria en su municipio natal en un colegio dirigido por monjas, la cual concluyó en la escuela “Adolfo Ruiz Cortines” logrando buenas calificaciones, sin embargo, no pudo seguir con su preparación debido a que su padre no se lo permitió por las ideas y costumbres que prevalecían en esa época.

“Mi papá no quiso que estudiara la secundaria, porque pues había muchos prejuicios. La secundaria ya era mixta, los grupos eran mixtos y no le convenció. Él estaba muy allegado a la iglesia y a las creencias de antes; yo no vi bien eso, pero no me quedó más que obedecer”, señala.  

Don José, portando la bandera en la escolta de la escuela donde estudió la primaria.

No obstante, y aun cuando no continúo con su educación básica, don José sí aprendió un oficio: carpintería, actividad a la que le encontró el gusto justo cuando estaba por terminar la primaria, pues como parte de su calificación final los alumnos tenían que hacer un trabajo y él eligió hacer un burro de planchar para su mamá, para lo cual tuvo la ayuda de un maestro carpintero.

“Le pregunté (al carpintero): ¿qué necesito?, y me dijo: ‘tráeme tanto dinero y te compro lo necesario’. Me enseñó cómo hacerlo; lo hice, me quedó bien. No me acuerdo con cuánto me calificaron, pero eso motivó a mi papá a que me mandara a estudiar carpintería a una escuela de artes y oficios que en aquel entonces estaba por la colonia Del Trabajo, en la capital”, rememora.

Don José señala que tenía aproximadamente 15 años cuando él y su papá se mudaron a la capital, específicamente a la colonia Del Trabajo, donde no solamente comenzó a estudiar carpintería, sino también, electricidad, fontanería, soldadura y reparación de radios, pues en la escuela -que recuerda se ubicaba por donde hoy está el CRIT- los alumnos tenían que aprender de todo.

En esta época también fue sacristán del templo de Nuestra Señora del Refugio, que se ubica en la citada colonia, e incluso los conocimientos que tenía de carpintería lo llevaron a ser maestro de esta materia en la Escuela Secundaria Técnica No. 22, aunque por no poder acreditarlos con un documento no permaneció mucho tiempo.  

Fue el 1 de enero de 1967 cuando contrajo nupcias con doña María Jacinta García Ubario, a la que conoció en la colonia Del Trabajo y con quien procreó ocho hijas: María Guadalupe, Patricia, Josefina, Margarita, Claudia Angélica, María del Refugio, María Mercedes, e Isela Arcadia. Gracias a su labor como carpintero formó un hogar en un terreno que compró y fincó en el fraccionamiento Independencia, y a todas ellas, hoy casadas, logró sacarlas adelante.

Pero su interés por estudiar nunca lo dejó totalmente de lado. Fue en 2019 cuando de manera hasta cierto punto intempestiva tuvo ante sí la oportunidad de cursar la secundaria. Y es que estando en las instalaciones del club de la tercera edad “Rayito de Luna”, en la colonia Estrella, se presentó personal que labora en el INEPJA ofreciéndoles la posibilidad de concluir con su educación básica, lo que entusiasmó sobremanera a don José, quien hace 11 años perdió a su señora esposa.

“Llegaron las personas del INEPJA al club preguntando quién quería seguir estudiando y yo les dije: a mí sí me interesa. Aunque ya estoy viejito, yo siempre me quedé con esa inquietud”, refiere don José.

Pero estudiar la secundaria no iba a ser tan fácil, puesto que detectaron que el nombre que tenía en su certificado de primaria no coincidía con el de algunos de sus documentos oficiales como la credencial para votar, por lo que nuevamente, y sin mayor problema, acreditó la primaria.

Emocionado porque por fin iba a hacer realidad su sueño de contar con la secundaria, tuvo que esperar nuevamente para que esto ocurriera, debido a la contingencia sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19 que obligó a todas las dependencias gubernamentales, como el INEPJA, a suspender actividades presenciales.

“Comencé con el INEPJA desde 2019, hice nuevamente la primaria, pero entró la pandemia y ya no pudimos hacer nada. Apenas ahorita estamos regresando a las juntas, pero ya por fin terminé la secundaria, ya me entregaron mi certificado y tuve un promedio de nueve”, comparte.

Sin embargo, todo indica que la anhelada secundaria no será todo para don José, puesto que tiene el interés de continuar con su preparación académica convirtiéndose en bachiller.

“Yo tenía muchas ganas de este certificado, y le dije a la instructora: ‘pues mire, si hay una oportunidad, voy a estudiar la prepa. Sí quiero seguirle para demostrarle a los jóvenes que hoy en día no quieren estudiar, que es muy necesario hacerlo. Yo que hubiera dado por tener la secundaria y por haber seguido para tener un poquito más de preparación. Yo bendito sea Dios me enseñé a tener un oficio, pero si yo he tenido un poco más de estudios a lo mejor estuviera mejor o peor, no sé, pero cuando menos me sostuve porque clientes nunca me faltaron”, expresa.

Don José, que está pensionado por el IMSS y que aún sigue elaborando cuñas de madera que se utilizan para la reparación de bombas de pozo profundo, considera que tiene la capacidad suficiente y el tiempo necesario para cursar la preparatoria, pues quiere ser un ejemplo de superación para su familia y para todos los jóvenes que lamentablemente dudan de las bondades del estudio.

“Hoy en día los padres les insisten a los hijos para que estudien y no hacen caso. Es muy importante que si tenemos la posibilidad lo hagamos. Para todas las personas, tener la voluntad de estudiar y aplicarse a lo que uno quiere ser, es muy importante. Yo le agradezco a Dios lo que he logrado, y a mi padre que me haya traído a estudiar este oficio”, concluye don José.

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