La relación entre Estados Unidos y China se encuentra debilitada desde finales del 2019 y la brecha ha aumentado con el transcurso del 2020. Ante este panorama, parlamentarios y autoridades norteamericanas han creado propuestas para plantear a las empresas cesar sus operaciones y proveedores de aquel país.
El ánimo de la iniciativa se finca en la idea de repatriación, en la cual el país dependerá de sus medios de producción para su propio abastecimiento. De acuerdo con lo que precisó el presidente Donald Trump, esto incluye también la industria de medicamentos.
Según la información proporcionada por Reuters, desde distintas facciones del poder industrial, comercial y de administración de Estados Unidos, así como miembros del Congreso, se clarifican las “extensas deliberaciones que están en marcha”, para distanciar aún más la relación bilateral; aun cuando la idea ya se estaba gestando, se vio interrumpida por la colaboración durante la contingencia sanitaria.
Para lograr el cometido, el presidente ha firmado una orden ejecutiva con una agencia extranjera de inversiones, la cual le otorga la facultad de apoyar a fabricantes estadounidenses. No obstante, la misma administración existe disyunción, pues el Congreso ya trabaja en habilitar un paquete de estímulos fiscales, sobre el que no se especifica fecha de aprobación.