La irrupción del COVID-19 aceleró la tendencia: muchas empresas dejaron de invertir en oficinas tradicionales e incorporaron sistemas de trabajo home office o híbrido (casa-oficina). Este escenario, a su vez, provocó un efecto negativo en los espacios de coworking.
En México, este mercado ha mostrado un crecimiento ascendente desde hace 10 años, a la vez que ganaba terreno en el de oficinas corporativas. En los mejores momentos llegó a crecer 35% en absorción de forma anual, señala Alberto Vázquez, Socio de Auditoría y especialista en el Sector Inmobiliario de KPMG.
A raíz de la pandemia un nuevo jugador impactó fuertemente: el trabajo en casa. Para Vázquez, el coworking fue el más afectado por dicha mudanza. A diferencia de oficinas corporativas que acuerdan contratos a largo plazo (donde es complicado cancelar o hacer un nuevo trato), sus inquilinos podían abandonar más fácilmente los inmuebles sin previo aviso.
El analista de KPMG estima que 80% de los clientes de este esquema abandonaron sus instalaciones al presentarse la pandemia del COVID-19. El mayor golpe se vivió durante el segundo trimestre del 2020 (para luego tener una ligera mejoría).
Explicó que, al cierre del año, la tasa de disponibilidad en el mercado de oficinas -es decir, los espacios con potencial de ser utilizados- llegó a ser de 15%. Esto se traduce en una desocupación de hasta 80 mil metros cuadrados a nivel nacional.
Un estudio de Lamudi, plataforma inmobiliaria con servicios digitales en el mercado nacional, revela que durante el 2020 hubo un descenso de 43% en la demanda inmobiliaria (que incluye venta y renta de oficinas).
¿Fin del modelo rentable?
Contrario a lo que podría esperarse, el cambio de paradigma aumentó la demanda de espacios flexibles. Los empleados regresarán a las oficinas a pesar de disponer de un catálogo de herramientas virtuales, refirió para Líder Empresarial Álvaro Villar, gerente general para México y Centroamérica de WeWork (una de las empresas de coworking más grandes a nivel internacional).
Para el representante de esta firma, las tendencias laborales en la era post-COVID involucran modelos como el “hub-and-spoke» (centro-distribución): un esquema de oficinas descentralizadas donde empresas mantienen una sede principal -a la que los empleados viajan con menor frecuencia- y operan oficinas-satélite desde una ciudad (o incluso un país).
Además, citó un informe de la consultora inmobiliaria CBRE: 86% de las compañías tiene previsto utilizar espacios flexibles como parte de una estrategia inmobiliaria en el futuro. La encuesta de Hamilton Place Strategies muestra que 70% de los trabajadores quieren laborar en sus oficinas la mayor parte de la semana:
“Hoy la flexibilidad ha pasado a primer plano, ya que las empresas se replantean sus estrategias de lugar de trabajo y su huella inmobiliaria. Buscan soluciones más flexibles para satisfacer las demandas del negocio, y para seguir proporcionando seguridad y bienestar a los empleados”, aseguró.
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Para Vázquez, se trata de un modelo híbrido clave: las firmas que ofrecen espacios de trabajo como servicio pueden capitalizar oportunidades de negocio. De esta manera podría repuntar la preferencia por invertir en oficinas con diseños adaptados a esta nueva realidad.
Lo relevante de este escenario, agregó Daniel Narváez, vicepresidente de Marketing en Lamudi México, es lograr la eficiencia en la distribución de espacios productivos y en el flujo organizacional en el momento que se reúnan los trabajadores.
Agregó que toda empresa tiene potencial para ocupar estos lugares. Sin embargo, aquellas que desarrollen nuevos modelos de negocios (o aquellas ligadas a servicios tecnológicos como el comercio electrónico) tienen más posibilidades de retornar al modelo colaborativo, al buscar entornos más dúctiles.
Por su parte, Alberto Vázquez señaló que nuevas compañías que se instalan en parques industriales, principalmente del sector automotriz, son activos que impulsarán la absorción de los espacios corporativos, incluyendo el coworking.
¿Cómo adaptarse a la nueva realidad?
Además de las medidas sanitarias que implementan oficinas tradicionales, el vicepresidente de Marketing de Lamudi México dijo que las firmas apuestan por cambios arquitectónicos, a fin de garantizar un mayor cuidado de la salud en los espacios compartidos.
WeWork fue más allá: recientemente habilitó la opción para aceptar criptomonedas como forma de pago. El usuario puede reservar espacios de trabajo por día o salas de reuniones por hora, directamente desde su aplicación móvil:
“Nuestro plan estratégico a cinco años prevé que, en 2022, WeWork alcance la rentabilidad a nivel mundial. En México, el foco sigue siendo la eficiencia de la operación y, hasta que tengamos toda la población vacunada, nuestros edificios como referencia de lugar seguro para las empresas que quieren volver a trabajar”, precisó el gerente general para México y Centroamérica de WeWork.