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Las listas de asistencia, trámite innecesario

Colaborador: Jesús Vallín 

Continuando con el análisis de las herramientas que las instituciones educativas ponen a disposición de los aprendices para facilitar su proceso de adquisición y aplicación de conocimiento, después de haber comentado algunos aspectos acerca de los maestros en su rol de retransmisores de contenidos y los salones de clase como espacios limitados para el aprendizaje, en esta ocasión toca el turno a las listas de asistencia.

Continuando con el análisis de las herramientas que las instituciones educativas ponen a disposición de los aprendices para facilitar su proceso de adquisición y aplicación de conocimiento, después de haber comentado algunos aspectos acerca de los maestros en su rol de retransmisores de contenidos y los salones de clase como espacios limitados para el aprendizaje, en esta ocasión toca el turno a las listas de asistencia.
 
Las listas de asistencia representan una forma de obligar a los alumnos a estar en las aulas enfrente de sus maestros, aunque esta acción poco ayude a que el estudiante incremente significativamente su acervo de conocimientos. Estoy consciente del uso de la palabra obligar que implica incluso ir en contra de la voluntad del sujeto, ¿qué motivo de felicidad más grande tienen los estudiantes que la suspensión de clases?
 
Las interrupciones de clases son celebradas afanosamente por los alumnos, andan buscando cómoquincear al maestro o esperando los siguientes puentes y vacaciones y pocas, pero muy pocas veces se presenta el maravilloso fenómeno de que los alumnos asistan con motivación y entusiasmo a participar en una clase.
 
La lista de asistencia representa entonces una herramienta de control para justificar que la persona al menos estuvo de cuerpo presente en determinado número de sesiones y eso le da un pasaporte para poder ser evaluado y determinar su nivel de aprendizaje. El problema es que en muchas ocasiones se detiene el desarrollo de una persona sólo porque no pudo o no quiso asistir a las clases, no obstante él pudiera demostrar que tiene el conocimiento suficiente para ser reconocido como competente.
 
En este sentido la reflexión se encamina hacia la razón por la cual se tiene que pasar lista de asistencia para forzar a que haya asistentes a las clases y yo encuentro básicamente porque son aburridas y poco productivas, los estudiantes no encuentran en ellas un signo de motivación ni perciben nuevos mecanismos que les permitan fortalecer sus conocimientos, en pocas palabras no hay elementos suficientes que hagan que los alumnos vayan con ilusión, alegría, actitud, emoción, entusiasmo, con ganas de aprender.
 
Nuevamente el tema de los maestros entra en primer término, el rol que podrían adoptar es encontrar con innovación las formas más interesantes para motivar a tener público en cada una de sus sesiones, de esto ya está escrito mucho, sólo falta la voluntad de los profesores para poner en práctica estos nuevos mecanismos.
 
Por otro lado, las instituciones podrían reconocer y aceptar que si un estudiante no asiste, pero demuestra las competencias suficientes, no poner la lista de asistencia como candado limitante del desarrollo de la persona y permitir la autogestión del aprendizaje como práctica válida, de hecho, esto no es nada nuevo, los cursos no presenciales, la certificación de competencias, la educación para la vida, son ejemplos claros que las instituciones pueden tomar para flexibilizar sus directrices en aras de un mejor desenvolvimiento del individuo.
 
El papel de las instituciones educativas en términos pragmáticos es asegurarse que los estudiantes enriquezcan su estructura cognitiva y confirmarle a la sociedad y al mercado laboral que la persona cuenta con diferentes herramientas para mejorar su calidad de vida y la de su comunidad, si esto lo demuestra el estudiante, ¿para qué desviar el enfoque en trámites innecesarios, como el pase de lista?
 
En todos los foros educativos, en todos los planes sectoriales federales y estatales, en las propuestas académicas de operación, en el sector empresarial, en las conversaciones entre amigos, en los noticieros y programas de opinión televisivos y radiofónicos, prácticamente en cualquier lugar donde se toca el tema educativo, los comentarios son coincidentes, hace falta una nueva forma de gestionar el proceso educativo, donde el estudiante tome la responsabilidad de aprender, pasar lista ¿será una forma adecuada de propiciar este cambio?
 
El primer paso para lograr los cambios radicales en el quehacer académico, es partir de la premisa que los estudiantes y profesores, son inteligentes, responsables e innovadores y que quieren lo mejor para sí mismos, para su país y para sus comunidades y que tienen la capacidad y experiencia para buscar conocimiento o crearlo cuando sea necesario, cuando las instituciones y sus directivos crean en estos principios, dejarán de exigir la lista de asistencia.

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