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Ernesto Rojas: “México debe apostar por el valor agregado; la guerra por ser más baratos ya la perdimos”

Con más de 17 años trabajando en diversas áreas en la Coordinadora de Fomento al Comercio Exterior de Guanajuato  (COFOCE), Luis Ernesto Rojas Ávila dirige desde 2015 el organismo para elevar la competitividad internacional de las mipymes guanajuatenses. 

En entrevista para Líder Empresarial, el leonés sostiene con vehemencia que México tiene la capacidad de ser una potencia económica e industrial, pero para ello, debe dejar atrás la idea arraigada de hace décadas de competir por ser los más baratos. El especialista en comercio exterior indica que la entrada en vigor de los próximos tratados con Norteamérica y Europa, pueden ser una palanca de recuperación para una economía mexicana que atraviesa uno de sus momentos más difíciles en los últimos tiempos. 

Líder Empresarial (L.E.): Dentro del contexto que estamos pasando por el COVID-19, ¿qué relevancia adquiere la próxima entrada en vigor del T-MEC y el TLCUEM para acelerar la recuperación económica de México y particularmente de la región Bajío?

Luis Ernesto Rojas Ávila: Sin duda adquieren una relevancia enorme, son la puerta de entrada a una pronta recuperación económica de México. En días pasados, la Organización Mundial del Comercio estimó que el único país de todo el mundo que se recuperaría en las exportaciones por encima de la caída que sufrirán por el COVID-19 es México. Argumentaron que nuestro país caerá 4.6% en 2020 pero creceremos 6% en 2021. Esto no sería posible si no contáramos con estos dos grandes aliados [ el T-MEC y el TLCUEM].

Si nos vamos a la industria automotriz, la próxima entrada en vigor del T-MEC brindará a las armadoras y a sus proveedores muchísima certeza, se verán beneficiados sobre todo por el tema del valor de contenido regional que debe cumplirse, lo que favorecerá la inversión extranjera directa porque muchos proveedores buscarán establecerse en territorio norteamericano. Esto provocará que continúen las alianzas, las coinversiones y a su vez, traerá un beneficio colateral al turismo y a los demás sectores. 

En el tema agroalimentario, será un incentivo enorme para seguir enviando alimentos frescos, congelados, procesados, bebidas espirituosas, al mercado más grande del mundo, que es Estados Unidos.

L.E. Hablando particularmente de T-MEC, ¿qué desafíos percibes para el cumplimiento de este tratado? ¿El 1 de julio no es un plazo muy próximo ante las secuelas que está dejando la pandemia?

L.E.R.A: Son bastantes. Naturalmente, las armadoras y las cadenas de abastecimiento de las OEM’s se desaceleraron y un reto precisamente es retomar el ritmo que tenían anteriormente. También hay muchos desafíos logísticos: las aerolíneas están funcionando a un porcentaje muy bajo entonces la carga aérea se ha encarecido. Las certificaciones, para industria automotriz o cualquier otro tipo de certificación están demorando más de lo normal, porque las oficinas están operando con una gran demanda de servicio pero con menos de la mitad de la gente. También estamos a contrarreloj en el tema del contenido regional.

Otro desafío es la reactivación de las cadenas de abastecimiento con la semaforización epidemiológica en el país: a una empresa de calzado de nada le servirá que ya pueda empezar a producir si sus proveedores de otra entidad todavía no tienen permitido reanudar operaciones. ¿De dónde sacarán los insumos?

Por otro lado, está la pérdida del poder adquisitivo del consumidor por la recesión económica mundial en la que estamos inmersos. Por más que queramos abrir restaurantes, gimnasios, vuelos, el consumidor no va a reaccionar inmediatamente: por miedo al contagio y por la cuestión económica. 

Lo que ocurrió con el COVID-19 es como si fuese una locomotora que venía a toda velocidad y de repente la paras en seco. 

L.E.: También hablaste de áreas de oportunidad, como la mayor atracción de IED. 

L.E.R.A: Claro. Otra es la guerra comercial entre EE.UU. y China, que abre una oportunidad sin precedentes para México porque  el país norteamericano está buscando sustituir las importaciones de todo tipo de productos chinos que se pueden suplir con insumos y servicios mexicanos: hablo de cárnicos, productos procesados, materiales de construcción, insumos médicos, de todo. 

L.E: Se ha mencionado que México puede ocupar el lugar de China debido a que numerosas empresas pensarían relocalizar sus plantas en otro lugar fuera del país asiático.

L.E.R.A: Definitivamente. Con las crisis siempre surgen oportunidades. La gran mayoría de las industrias transformadoras irrumpieron en la posguerra, posterior a la Segunda Guerra Mundial, en las guerras frías, etcétera. Hoy estamos viviendo una guerra contra un nanovirus. Naturalmente, están surgiendo industrias que se están reconvirtiendo, tecnologías que se están lanzando. 

Hay sectores que están sufriendo, mientras otros crecen como los canales digitales, los insumos médicos, las nuevas tecnologías, la reconversión de divisas. Por ejemplo, todos los que se dediquen a generar experiencias virtuales o cómo migrar a un espacio virtual están abriendo oportunidades sin precedentes para las industrias. 

Podemos ver una empresa de calzado que se digitalizó y hoy está vendiendo como nunca a lugares que nunca imaginó. 

Estamos viviendo muchos contrastes y desafíos, pero también oportunidades. México debe reaccionar aceleradamente para poder voltear hacia la exportación para sustituir muchas importaciones [de EE.U..], pero tampoco sin dejar de ver el mercado tan atractivo que es Europa que compra productos y servicios de valor agregado. 

México no debe concentrarse en competir por precio, sino por diferenciación, por valor agregado. México ya perdió la guerra de los precios por ser el más competitivo desde hace muchas décadas, es una batalla perdida. El seguir arraigándonos a eso es una causa perdida; debemos de tener la capacidad de reorientar el competir con base en el servicio , la logística, el valor agregado, no por ser los más baratos. Eso no nos conducirá a ningún lado y nos empobrecerá más de lo que ya estamos. 

L.E. ¿Con qué países y sectores de la UE con mayor potencial para labrar una relación exitosa?

L.E.R.A: Son bastantes, primero te hablaría dentro de la UE, empezando por Alemania que empieza a tomar fuerza en la industria regional. Alemania representa la economía más fuerte de Europa, y todo lo de proveeduría, materias primas, productos terminados, decoración, artesanal, calzado, alimentario todo supone una gran oportunidad. Pero repito, viéndolo desde el punto de vista de competir por valor agregado, no por barato. 

Es decir, en lugar de mandar exclusivamente un limón persa, por qué no mandar un espárrago blanco orgnánico al mercado alemán. En lugar de mandar un calzado que compite contra China por lo barato, por qué no enviar una bota vaquera que en un aparador podría venderse en mil euros. 

A eso me refiero. México necesita competir, pero en otra esfera. Europa está abierto, pero si apostamos por ser los más baratos vamos a perder, porque tienen muy cerca a China y otras regiones que pueden abastecerles de manera más económica que nosotros.

L.E.: ¿Nos podrías compartir los resultados de COFOCE trabajando bajo esa perspectiva?

L.E.R.A: En COFOCE llevamos más de 140 mipymes a la internacionalización digital. Hemos impulsado a fabricantes de calzado que vendían su producto en Las Vegas a 25 dólares, malbaratado, y hoy comercializan por arriba de 500 dólares en Shangái, en Abu Dhabi. Todo esto a través de la digitalización, la utilización de los tratados de libre comercio, el uso de nuevas tecnologías, pero también a partir de desterrar el viejo paradigma de competir por precio. Nuestros días están contados si seguimos enfocándonos a eso.

La maquila rindió frutos en los ochentas y noventas, pero no podemos quedarnos estacionados en esta etapa porque si no la historia y el tiempo nos va a condenar por no elevar una política de transformación aprovechando todos los tratados a nuestra disposición. 

Hoy México tiene una posición geográfica y geopolítica envidiable. Aprovechémosla cambiando el paradigma: no regalemos ni malbaratemos nuestro trabajo. Eso no va a generar riqueza, lo único que está generando es pobreza disfrazada de trabajo.

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