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Enrique López: perpetuar la vitalidad de las empresas

Enrique López ha asesorado empresas familiares que abarcan industrias alimenticia, logística, manufactura, minería, vivienda, entre otros.

Experimentado, visionario e inquieto, Enrique López Vázquez, un “viejo lobo de mar” en la alta dirección, gobierno corporativo y empresas familiares, ha asesorado empresas familiares a lo largo de la república, que abarcan industrias alimenticia, logística, manufactura, minería, vivienda, entre otros. 

Para él, una empresa familiar está compuesta por una trilogía de órganos que soporta su operación y rumbo: la familia, los accionistas y la propia compañía.

Bajo esta analogía explica que, si un órgano no funciona, afecta la vitalidad de la propia empresa: “Tienen que estar bien los tres elementos. Por eso, es importante que en la primera generación se entienda esa cultura”.

En ese sentido, sostiene que, desde que se inician operaciones, para mantener el buen funcionamiento de estos órganos vitales, se debe promover la cultura de empresa familiar —estableciendo políticas y estatutos de entrada y salida para evitar conflictos posteriores—.

Los retos en la sucesión

Sugiere que en el proceso de transmisión de poder se requiere una visión compartida que garantice la continuidad de la cultura y valores de la empresa familiar:

  1. El predecesor tiene un conocimiento y una red de negocios vital para el siguiente paso de la empresa”.
  2. “Los reinos se hacían con base en la guerra, los imperios se hacen con base en las alianzas; es por ello que el predecesor se dedica a las alianzas, a formar el imperio”.
  3. “Dejas al sucesor a que defienda tu reino; sin embargo, el sucesor tiene que ganarse su liderazgo, ese no se hereda”.

Bajo este contexto, destaca que, una vez que el sucesor ha tomado el mando, es importante ejercer transparencia e institucionalización: “Si alguien de la compañía va a trabajar es porque tiene la capacidad y las habilidades para hacer crecer el patrimonio de la familia”, menciona.En este tema, Enrique López enfatiza la importancia de que las empresas familiares apuntalen a conformar un consejo de administración: “Qué bueno sería que quien opere la empresa sea de la familia, pero, si no, te traes un profesional y construyes un consejo de administración”.

Las relaciones de poder entre el consejo y dirección general

Un consejo de administración debe constituirse como un contrapeso al director general, pues su esencia radica en el debate de ideas y la construcción de acuerdos que aporten valor a la empresa.

Por ello, es importante definir las funciones tanto del director general como del consejo:

“El director general requiere grados de libertad para tomar sus decisiones, porque, al final del día, él es quien debe ejecutar las instrucciones que vienen del consejo,  no tiene que estar preguntando todo. Debe tener sus grados de libertad”, apunta.

Agrega que el consejo de administración debe estar conformado no sólo por familiares, sino por externos, lo cual lo hace “una mezcla muy sana, pues un consejero externo puede ser más objetivo”.

En ese sentido, aconseja que los consejeros externos deben conocer bien la industria, estar alineados a los valores de la empresa, tener trayectoria previa dirigiendo una compañía, y estar informados sobre el contexto global, nacional y local, formación ejecutiva, además de conocimiento y habilidades en tecnologías.

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