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Energía: ¿una nueva vocación para Aguascalientes?

José Antonio Reyes, colaborador invitado

En la actualidad, el sector energético en México enfrenta una serie de cambios estructurales que buscan adaptarlo a un nuevo modelo de apertura comercial y competencia. Esto ha posibilitado una mayor participación del sector privado, tanto nacional como internacional, que permitirá observar eventualmente una interesante evolución del sector en el país a favor de los consumidores.

La reforma constitucional en materia de energía aprobada en diciembre del 2013 y las leyes que le sucedieron, establecen las bases legales para estructurar el sector adecuadamente a través del “Contenido Nacional”. Es decir, que por disposición legal, se exigirá a las operadoras petroleras, refinadoras, empresas eléctricas, transportistas, distribuidoras, etc., un porcentaje creciente de productos y servicios de origen nacional en su proveeduría.

El nuevo contexto, presenta múltiples oportunidades para ser aprovechadas por los gobiernos estatales, y es aquí en donde Aguascalientes podría buscar una nueva vocación.

¿Pero por dónde empezar? Por fortuna Aguascalientes no tiene petróleo ni gas, pero como estado industrial consumidor de energía eso no le impide capitalizar la oportunidad coyuntural que se le presenta. Puede generar los escenarios necesarios para que en un futuro el suministro no sea un cuello de botella para su crecimiento económico.

La entidad debe aprovechar su posición geográfica y logística en el territorio mexicano y asumir una política de desarrollo basada en la industria de energía. Esto es, desarrollar mano de obra, servicios o insumos que bien puedan ser introducidos en los grandes contratos de desarrollo, ya sea en el almacenamiento, refinación o distribución del subsector petrolero, la electricidad y las energías renovables. Esto constituiría a su vez un intento por impulsar el desarrollo de las empresas locales y terminar con la dependencia de las maquiladoras y armadoras transnacionales para generar empleos.

Aguascalientes debe detectar oportunidades en materia de negocios energéticos. Tiene que crear: ecosistemas locales de emprendimiento enfocados en las industrias del sector y de esa manera, generar tecnologías, cadenas de valor, oportunidades de educación y empleo. Pero tampoco debe olvidar la generación de condiciones favorables para la inversión en la materia, a través de apoyos financieros de fondos, banca, embajadas, secretarías y agencias internacionales.

El objetivo es que nuestro estado encaje en una maquinaria ya puesta en marcha y aproveche las circunstancias que esto conlleva. Las empresas tendrán que especializarse en la proveeduría de capacidad tecnológica y de sistemas para grandes petroleras o de soporte regional a la generación y transmisión de electricidad, por ejemplo, aprovechando el polo tecnológico ya consolidado en la ciudad.

En la creciente industria de la construcción y metalmecánica también hay viabilidad de desarrollo. Las empresas y los profesionales pueden certificarse para participar en el diseño e infraestructura de proyectos de gran calado, como las estructuras de líneas de conducción de alta tensión eléctrica y la construcción de ramales para oleo y gasoductos que transitarán por la región.

Por su parte, las empresas proveedoras de bienes y servicios hidrocálidas pueden crecer gradualmente en los mercados energéticos con proveeduría especializada de ingenierías, equipos y productos, o bien, la especialización puede gestarse en el procesamiento de combustibles o el almacenaje y transporte de los mismos. Esto sería un proyecto de gran beneficio para la entidad, si se traza un plan de abasto local robusto de hidrocarburos y que evite percances de falta de combustibles como el que se vivió el año pasado. De esta manera, Aguascalientes mejorará su importancia en las cadenas productivas del sector energético nacional.

El estado tiene también un notable potencial en cuanto a producción de energía renovable se refiere. Por un lado, su posición geográfica favorece la irradiación solar durante el día –entre 5 a 6 horas promedio, con 27 minutos de hora solar pico-, convirtiéndolo en un prominente generador de energía solar en el país.

El Parque Solar Fotovoltaico Bicentenario, a pesar de los obstáculos jurídicos y administrativos que hicieron inviable su operación, dio cuenta del posible aprovechamiento que puede tener la zona. Ubicado al sur de la ciudad de Aguascalientes, el complejo planeaba contar con 4,445 paneles solares y 2 MWp de capacidad instalada que evitarían, en términos de sustitución de uso de combustibles fósiles, la emisión de más de 2,000 toneladas de CO2.

Sin embargo, otro proyecto tiene buena pinta para el estado y podría arrancar este mismo año. La central solar de Alten, en el El Llano, generará 144 MWp en un sistema formado por 4 instalaciones fotovoltaicas de 36 MWp cada una, y que evitará la emisión de 285,000 toneladas de CO2 a la atmósfera. La generación de esta central será suficiente como para proveer de energía a 180 mil hogares, aunque, la energía será vendida a CFE. Se espera que este proyecto sea solo el inicio de un gran despliegue de la industrial solar en la región, que incluya por supuesto desarrollos en Aguascalientes.

Por otro lado, el estado es un gran productor de biogás como combustible para la producción de electricidad a partir de la fermentación anaeróbica de desechos orgánicos. Un ejemplo es el Relleno Sanitario Municipal San Nicolás, que convierte el gas metano capturado en energía que por medio de las redes de la CFE es conducida para que sea usada por la planta automotriz Nissan. En total, alrededor de 1,200 metros cúbicos por hora de gas se están captando y aprovechando para la generación de electricidad, en vez de ser liberados y contaminar el ecosistema de los alrededores. Aguascalientes cuenta solo con 1.6 MW de capacidad instalada, pero la cifra puede incrementarse sustancialmente con el gradual crecimiento de la ciudad y los desechos orgánicos destinados para este fin.

Para posicionar a Aguascalientes como estado líder en el aprovechamiento de energías alternativas, se requiere de un buen enfoque gubernamental en la política pública en este renglón. El estudio de brechas e identificación de nichos y proyectos de innovación se vuelve imprescindible con la participación y coordinación del empresariado y la comunidad académica.

Las tres esferas institucionales, estado-universidad-industria, deberán promover, colaborar y cooperar en una relación tríadica de gobernanza local, interdependencia e intercambio de múltiples funciones. Entre ellas, un proceso que se incrusta en la teoría del desarrollo espiral denominada “Triple Hélice”, del profesor Henry Etzkowitz, de la Universidad de Stanford.

En este sentido, la Comisión de Energía de Coparmex Aguascalientes y la firma PwC de México han concertado esfuerzos en la materia para desarrollar el proyecto de Aguascalientes como polo energético (Energy Hub). Esos esfuerzos han culminado recientemente en un primer encuentro para tratar el tema, que contó con la presencia y buena voluntad de diferentes actores del gobierno estatal y municipal, cámaras empresariales, compañías operadoras y académicos representantes de universidades, todos ellos jugadores clave en este proceso de fortalecimiento de competencias.

Aguascalientes efectivamente tiene vocación energética. Que de potencializarse a través de iniciativas como la anterior, con la participación de los diferentes actores y la simplificación de los trámites y regulaciones, el estado podría consolidar esta visión en un horizonte de mediano y largo plazo. Que no nos sorprenda si Aguascalientes se convierte eventualmente en exportador de tecnologías, servicios y componentes para el sector energético a nivel global, además de producir buena parte de su energía a partir de una sólida infraestructura y aprovechamiento de las renovables con las que dispone.

Finalmente, la decisión está en nosotros.

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