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Energía Solar: Un ecosistema que se forja en las aulas

El importante legado que dejó Thomas Alva Edison en la ciencia no se adjudica solamente a la creación de la bombilla eléctrica. De hecho, ese “hallazgo” fue puesto en duda porque evidencias históricas mostraron que figuras como Joseph Swan, Humphry Davy y Henry Woodward habrían sido precursores de esta invención incluso más de 50 años antes.

Lo cierto es que mientras continuó la discusión sobre quién fue el verdadero autor de este invento, Alva Edison se posicionó como alguien más que un creador; fue un visionario que forjó todo un imperio en torno a la electricidad.

El estadounidense perfeccionó incansablemente los descubrimientos de su alrededor y construyó así un ecosistema. Esto lo llevó a convertirse en un referente en los servicios de alumbrado público y a patentar otros grandes descubrimientos a través de su laboratorio en Menlo Park, Nueva Jersey.

“No he fallado. Simplemente he encontrado diez mil maneras de saber cómo no funciona”, fue una frase notable del empresario. La investigación y el análisis sobre el funcionamiento de la energía eléctrica lo catapultó para ser reconocido por la comunidad científica global.

Pese a que casi transcurre un siglo desde que nos dejó, la mentalidad de Edison sigue siendo preponderante en los líderes académicos, políticos y empresariales del mundo. El pensamiento no se aleja de nuestra realidad, pues hay casos de éxito en México que comparten dicha filosofía y un claro ejemplo es el de la alianza entre la Universidad Panamericana campus Aguascalientes y Max4.

Ambas organizaciones están desarrollando una iniciativa con la que construirán una sinergia entre la tecnología del sector privado y el conocimiento de la academia. Todo esto para lograr un impacto positivo en la sociedad por medio de un servicio que se está volviendo elemental en el estilo de vida contemporáneo: la energía solar.

El campus que apunta al Sol

No es un secreto que México tiene gran potencial para convertirse en uno de los principales generadores de energía solar en el mundo. De hecho, según el Atlas Global Solar, es una de las naciones con mayor radiación, al registrar un promedio de 5.5 kilovatios hora por metro cuadrado.

Esto representa una gran oportunidad para que Aguascalientes impulse las energías renovables, ya que se cataloga como una de las entidades con mayor intensidad solar del país, con aproximadamente seis horas y media de radiación aprovechable cada día: “tenemos mucho potencial y contamos con las condiciones idóneas para garantizar un servicio tan básico para la sociedad como lo es la energía”, explica Gabriel Domínguez García Villalobos, rector de la UP campus Aguascalientes.

El dirigente de la institución visualiza este escenario como una oportunidad para transformar el estilo de vida de sus estudiantes. Por ello, en conjunto con la empresa Max4 Solar, desarrolló el “UP Energy Project”, iniciativa que contempla instalar 842 paneles solares en la universidad para dar energía a todo el campus.

La producción de estos paneles oscila en una capacidad de 319.96 kWp. Su infraestructura estará situada en cuatro ubicaciones distintas, las cuales fueron seleccionadas por la cantidad de radiación solar que reciben: el Centro de Convivencia Estudiantil, el IPAD, la Facultad de Ingeniería y el área de Estacionamiento.

Este proyecto forma parte de una iniciativa integral llamada “Acciones con Eco”, con la que la UP busca posicionarse como una institución con alta responsabilidad social. Entre algunas otras acciones que comprende el programa, se encuentran fomentar un ambiente libre de humo, reciclar y reutilizar los desechos generados y aprovechar los recursos naturales:

“Tenemos un campus muy grande desde donde podemos contribuir con nuestro granito de arena. Las condiciones son muy buenas para incentivar una cultura cero emisiones y aprovechar todos los recursos para ser una institución cien por ciento sustentable”, resalta Domínguez.

Cimientos de un ecosistema “Triple Hélice”

La apuesta de la UP por la energía solar es reflejo de un mercado que viene creciendo a un ritmo muy acelerado. Un estudio de Deloitte estima que tan sólo en 2016 hubo un incremento del 80% en la capacidad instalada de energía solar en Latinoamérica, impulsado en mayor parte por el desarrollo de países como Chile y México.

Asimismo, la Agencia Internacional de Energía espera que para los próximos cinco años la capacidad de energía renovable total en el mundo despunte 50%. En este aumento, la energía solar fotovoltaica representaría 60%. ¿Estamos preparados como consumidores para un escenario así?

En su encuesta de “Hábitos de consumo y preferencias”, Deloitte demuestra que muchos mexicanos ven el tema financiero como el único a considerar para adquirir un panel solar: “Parecería que los atributos que más interesan a los consumidores actuales son: garantía de ahorro, facilidad de pago y mantenimiento sin costo”, explica la consultora.

Pero el precio no es el único indicador a considerar al momento de adquirir un panel solar. Para Juan Carlos García Sánchez, director de Ingenierías en la Universidad Panamericana campus Aguascalientes, existen otros factores que pasamos por alto a causa del desconocimiento:

“Hay muchos mitos alrededor de la energía solar. Estamos invadidos por marcas que quizá no están certificadas en calidad y aún así tienen mucha presencia en el consumo doméstico e industrial. Es necesario fomentar el conocimiento alrededor”, señala.

Bajo este contexto, la universidad proyecta crear un laboratorio donde estudiantes y profesores de la Ingeniería en Tecnologías Energéticas puedan desarrollar estudios sobre el mundo de la energía solar. La meta: que sus conocimientos sean aplicados para mejorar la adquisición, consumo y aprovechamiento de los paneles en los sectores doméstico, académico y productivo:

“El sol es una mina de oro que estamos desaprovechando significativamente, hay muchas cosas por hacer en nuestro estado para volverlo más competitivo con este tipo de energía […] Queremos que en nuestro laboratorio la gente pueda encontrar un asesoramiento objetivo, distintivo de una institución educativa”, arguye Juan Carlos.

Según menciona el catedrático, este laboratorio operará por medio de sensores de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) que estarán interconectados a los paneles a través de la red LoRa, una señal para zonas amplias (WAN) que ofrece largo alcance y un bajo consumo de energía.

La tecnología permitirá monitorear en tiempo real la generación eléctrica de los equipos analizados, así como realizar un diagnóstico sobre su mantenimiento y tiempo de vida: “Junto con el IoT y la inteligencia artificial queremos determinar cómo funciona la energía solar en cada región; sus ventajas, desventajas y áreas de oportunidad”, comenta García Sánchez.

Las dos grandes mentes detrás

Para ejecutar un proyecto de tal magnitud, la Universidad Panamericana necesitaba de un aliado estratégico que no solamente instalara paneles solares sino que también transfiriera su conocimiento a la comunidad académica.

La institución localizó 25 posibles proveedores en México y otras partes del mundo; en el primer filtro, redujo su lista a siete candidatos. Hasta que finalmente, una empresa hidrocálida resultó como la más competitiva para desarrollar el proyecto: Max4 Solar, comandada por David Peña y Guillermo Medina.

“Es una empresa que puede brindar no sólo los servicios de mantenimiento y de instalación, sino que además tiene la capacidad de asesorarnos en cuestiones técnicas; de compartir su tecnología para que nosotros no solamente aprendamos sobre el consumo de energía; también sobre su impacto, regulación y aprovechamiento”, explica Domínguez García Villalobos.

La iniciativa de la Panamericana captó el interés de Max4 Solar, pues una de las principales directrices de esta empresa es incentivar la “cultura solar” en sus más de 500 clientes. De tal manera, ambas visiones se alinearon, abriendo una oportunidad idónea para construir un laboratorio que genera altas expectativas:

“Un panel solar no deja de ser una máquina. Requiere de seguimiento, revisión, mantenimiento y análisis para su correcto funcionamiento. ¿Cómo saber cada cuándo debemos limpiarlo? ¿Cómo protegerlo y hacer que opere de manera efectiva? Necesitamos tener información certera que nos ayude a saberlo”, señala Guillermo Medina, quien también es egresado y docente de la Panamericana.

De acuerdo con el experto, elegir un panel solar no depende únicamente de la calidad o buen precio de la marca, sino también de que sus sistemas estén adaptados a la temperatura, densidad, humedad y otros factores climatológicos de cada ciudad. Es por ello que a través del laboratorio, su empresa busca fomentar un ecosistema donde todos sean conscientes de lo que comprende el mercado solar.

¿El inicio de una nueva industria?

El laboratorio de energía solar iniciará operaciones durante marzo de este año. Lo operarán docentes y alumnos de la Universidad Panamericana campus Aguascalientes bajo el asesoramiento de los directivos de Max4, dando un servicio abierto a cualquier miembro de la sociedad, así como para empresas y gobiernos que busquen soporte en la materia.

Para Juan Carlos García Sánchez, director de Ingenierías en la UP, este proyecto puede ser el detonante de una vocación que aún no existe en el estado: la producción de paneles solares.

Sin embargo, es consciente de que existen otros factores por explorar antes de desarrollar un nuevo sector industrial, entre ellos la falta de una regulación para componentes esenciales como el silicio:

“Actualmente no tenemos regulación para producirlo pero hay estados que tienen una composición química en su tierra apta para ello. Sin embargo, sólo naciones como China, Estados Unidos y otros países de Europa lo están haciendo. Ojalá que esta pueda ser la puerta para manufacturar nuestros propios paneles solares. Cambiaría la vida de muchas personas”, subraya.

Existe optimismo sobre los resultados que este nuevo centro de investigación puede traer consigo. Guillermo Medina resalta que la propuesta es única en su categoría, lo que ha provocado que incluso antes de comenzar a operarlo, muchos interesados han enviado solicitudes para trabajar en conjunto desde distintas ciudades de la región y resto del mundo:

“Es todo un universo formar parte de este mercado. La investigación ayuda a constituir un marco teórico que nos puede aportar mucho. De aquí podemos determinar la factibilidad que tienen algunos equipos para generar nuestros propios paneles”, argumenta el empresario.

Juan Carlos García coincide con esa visión por el soporte de la Ingeniería en Tecnologías Energéticas de la UP. Considera que esta carrera será indispensable para lograr una producción propia, pues destaca que su programa incentiva el constante desarrollo de dos perspectivas, tanto la investigación como la ciencia aplicada:

“Estamos desmitificando el tema de la energía solar en la región. Queremos que esto sea una solución integral para las personas y que el uso de los paneles sea cada vez más habitual en nuestra vida diaria”, expone.

Tecnología hidrocálida para el mundo

Para David Peña y Guillermo Medina, la creación del laboratorio de energía solar es el primer paso de una ambiciosa visión corporativa. Los emprendedores buscan generar un software que replique este modelo en distintas partes del mundo, de modo que la investigación solar esté al alcance de todos.

Esta proyección marcaría un parteaguas en el mercado latinoamericano bajo el liderazgo de una empresa mexicana con más de 15 años de experiencia en el sector. Max4 ha instalado más de 10 mil paneles solares en empresas como Vianey, Agro AG, Farmacias Santa María, Salerm Cosmetics, Los García, entre otros más de sus 500 clientes.

Su asesoramiento y atención ha llegado a ciudades como Guadalajara, Zacatecas, León, Ciudad de México y Cuernavaca, situándose como líder a nivel regional en proyectos de energía solar: “El Bajío está ávido de soluciones integrales de energía solar. Su industria demanda optimizar costos y ser más productiva. Nuestro servicio dio al clavo a esa necesidad”, comentan.

Gran parte de ese posicionamiento se debe a la confianza que transmite a su ecosistema, respaldada por alianzas estratégicas con organismos financieros de talla nacional e internacional como Santander, BanBajío, FIRA y HSBC; este último incluso otorgó una distinción a su cliente Agro AG por optimizar sus indicadores financieros al invertir en energía solar:

“Con estas instituciones generamos esquemas que no sobrepasen los flujos de nuestros clientes a través del arrendamiento financiero. De tal manera, las empresas que contratan nuestro servicio empiezan a ahorrar de forma importante desde los primeros seis meses”, comentan los directivos de Max4.

La empresa aguascalentense es también de las pocas en el Bajío que están certificadas por la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES), organismo que cerciora el cumplimiento de las proveedoras de energía solar en México en métricas de seguridad, calidad, instalación y otros rubros más:

“Para nosotros es indispensable demostrar que nuestros paneles tienen una vida útil de por lo menos 20 años. Obtener la certificación no fue tarea fácil, pues debimos acreditar varios exámenes y mostrar cómo son nuestros procesos. Esto nos permite dar certeza al mercado y posicionarnos como una de las empresas más confiables”.

La alianza con la Universidad Panamericana marca un antes y después en la historia de Max4. De cara a su proyecto más ambicioso, la compañía hidrocálida parece no detenerse. Sus más de 110 colaboradores buscan llevar las soluciones hidrocálidas en IoT y energías renovables a distintas partes del mundo…  

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