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¿En qué me afecta o beneficia que baje el precio del petróleo?

“¿Y a mí, en qué me afecta o beneficia que baje el precio del petróleo? Si la gasolina está cada día más cara…” Me preguntó un amigo el día de ayer. “Nos afecta en muchos sentidos.” Fue mi respuesta, apresurada y demasiado vaga. Quise entonces ordenar mis ideas y presentar mis argumentos.

El tema energético comenzó a ser de nuestro interés, o por lo menos a llamar nuestra atención, cuando en el país se iniciaron las discusiones sobre la Reforma Energética y los beneficios que se espera que derrame a México y a los mexicanos. Escuchamos sobre las nuevas tecnologías desarrolladas para la exploración de yacimientos, para la explotación de pozos viejos y la extracción de manera no tradicional. Estados Unidos lideraba la creación y el uso de dichas tecnologías y aumentó de manera importante su producción diaria, e inclusive, anunció su tan esperada independencia energética y su capacidad exportadora, librándose así de las importaciones que hace de países como Canadá, México, Arabia Saudita, Irán, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela, Rusia, Nigeria, etcétera. Tenían los norteamericanos una combinación perfecta: precios altos y producción propia, ¡bienvenida la bonanza!

Este alto precio favorecía el desarrollo y uso de estas tecnologías nuevas, que si bien tienen un costo de producción más alto, logran ser rentables y atraen un flujo de efectivo importante. Es opinión de muchos analistas que este hecho ayudó a acelerar la recuperación económica americana, después de la crisis inmobiliaria, y a otorgarle una fortaleza al dólar americano (USD) frente a las demás monedas: no sólo el peso mexicano (MXN) perdió terreno, también retrocedieron el Euro (EUR), el rublo ruso (RUB), la libra esterlina (GBP), entre otras.

Pero los precios del crudo comienzan a desplomarse: de estar por arriba de 110 USD por barril en Junio de 2014, comienza una caída libre para, por primera vez en cinco años, bajar de los 80 USD por barril en octubre pasado y a los 42 USD por barril en este enero del 2015.

¿Qué sucedió? ¿No se supone que existe un control en la producción y en los precios? Sí existe, de manera velada y más como un oligopolio. Aquí es donde entran poderosos jugadores como la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), organismo con la misión de “coordinar y unificar las políticas petroleras de sus Países Miembros y asegurar la estabilización de los mercados de petróleo (…)1”. Esta estabilización incluye precios y volúmenes. Pero, ¿estabilizaron o no los mercados? No los estabilizaron, porque el precio está por los suelos.

¿Entonces, sí intervinieron? Sí intervinieron. La OPEP funciona como un gran y poderoso cartel que no busca controlar el mercado, si no terminar con su competencia, aniquilarla. ¿Cómo lo hicieron? Incrementaron la producción diaria y ese exceso de petróleo crudo hizo que el precio bajara. Al “tirar” los precios, buscan que los productores de petróleo de nuevas tecnologías salgan del mercado al tener un costo de producción superior a su precio de venta. Y, una vez que lo logren, sus doce Países Miembros volverán a reinar en el mercado del petróleo crudo y recuperarán la participación que habían venido perdiendo.

El petróleo crudo es un recurso y, por definición, es escaso. Entonces, eventualmente, el precio tenderá a subir de nuevo. ¿Qué tan rápido? No lo sabemos. El Sr. Obama dice que es cuestión de meses, porque no va a dejar que esto impacte negativamente la economía de su país. Sin embargo, podrían ser años. Hacia 1997 sucedió algo similar, y Rusia cayó en una debacle y en default por esta razón, tomándoles más de diez años salir de ese problema. La historia parece estar repitiéndose para ellos, pues los de Moscú acaban de solicitar a los de Pekín una línea de crédito para un eventual rescate financiero.

Por lo pronto, las grandes empresas petroleras privadas (como Shell, BP, Gulf, Texaco, Esso, entre otras) y nacionales (Pemex, PDVSA, Aramco, Gazprom, etcétera), así como las compañías prestadoras de servicios (Schlumberger, Halliburton, Marathon, etcétera) comenzaron ya con la racionalización de capital en sus inversiones nuevas, han recortado la plantilla de trabajadores y reducido el gasto en exploración y producción de nuevos campos, esto va a tener un impacto negativo en el nivel de producción dentro de cinco o seis años. También se están reduciendo significativamente las inversiones en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para la producción de electricidad y/o fuentes alternativas a los combustibles fósiles, con el consecuente impacto a nuestro medio ambiente.

Como consecuencia de esto, muchos países tendrán un 2015 muy complicado, incluso podrían decrecer económicamente. Además, el mercado cambiario está sufriendo cambios muy bruscos y es de esperarse que las tasas de interés vayan a seguir ese mismo comportamiento.

Para nosotros, en México, esto representa un revés importante por la caída de los ingresos petroleros, no sólo para las arcas nacionales, sino también para la propia paraestatal que está enfrentando retos importantes de cara a su reestructura y apertura a la competencia. Nuestro gobierno está preocupado, y con justa razón, por lo que busca alguna manera de mitigar este inconveniente.

Sin embargo, seamos optimistas, no todo el panorama va a pintarse de negro (¿o tal vez color petróleo?). No debemos creer que esto es una crisis, es más como una gran resaca, un wake-up call como dicen nuestros vecinos del Norte, que viene a colación después de años de abundancia y despilfarro petrolero. ¿O no pasa siempre lo mismo cuando los precios suben descontroladamente? Hay que seguir el rastro del dinero, ¿hacia dónde se irán los capitales ahora?

El petróleo sigue siendo la gran fuerza motriz de la economía mundial. No el oro, no los granos, no los minerales, no Internet ni las empresas de tecnologías de información. Esta hegemonía petrolera está aquí para quedarse, y nos lo está haciendo saber a gritos. ¿O acaso los “nuevos clásicos” Mac vs. Windows, Facebook vs. Twitter, nos han hecho temblar de esta manera? No, porque esto es el mundo real, no el virtual.

“¿En qué sentido nos afecta esta caída del petróleo?” Me volvió a preguntar insistentemente mi amigo. “En un reacomodo de los mercados mundiales, con efectos inmediatos en los tipos de cambio y el crecimiento de las economías nacionales. El país perderá ingresos fiscales, lo cual repercutirá negativamente en el crecimiento y el gasto público. A ti y a mí, en un dólar caro y un riesgo de subida en las tasas de interés”, le contesté.

México está preparado para contrarrestar parte de estos efectos negativos, pues contamos con coberturas petroleras y altas reservas de divisas en el Banco de México. No perdamos de vista que, como usuarios finales, el efecto de esta caída no lo vemos reflejado en el precio que pagamos por la gasolina para nuestros autos o el gas para nuestras casas, debido a la estructura de precios y costos en México. Por lo menos no el día de hoy, pero sí va a suceder en un futuro mediato, tal y como se ha planteado en las nuevas Leyes Energéticas.

También espero que seamos más abiertos a estas y otras situaciones macro, que tengamos una mente inquieta que nos haga cuestionarnos las causas y los posibles efectos en nuestras vidas diarias, para lo cual continuaré reflexionando sobre estos temas globales. ¿Hay alguno que te interese en particular?

1 Ver: www.opec.org/opec_web/en/about_us/23.htm

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