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En búsqueda de un mecenas: La labor de venta detrás de una gran obra

 La comunidad artística de Aguascalientes ha crecido de forma importante gracias al aumento de la divulgación cultural y a la formación de talento en las universidades. Esto ha despertado el interés de compradores nacionales e internacionales, quienes ponen el ojo en las obras de artistas hidrocálidos; sin embargo, el mecenazgo aún no es la principal fuente de ingresos para los creadores del estado. 

El grabador aguascalentense Carlos Castañeda señala que los compradores en la entidad suelen adquirir una pieza por el mero gusto de coleccionar, no tienen una cultura de mecenazgo arraigada. “Aún hay pocos mecenas. El ingeniero Eduardo Escárcega es de los pocos conocidos; pero los compradores comúnmente se orientan por coleccionar más que por promover las obras de los artistas”. 

La falta de este tipo de “patrocinio” parece no ser tan negativa para los creadores locales. Castañeda detalla que existen varias formas de generar ingresos como subastas de arte, galerías y foros que, principalmente en temporada ferial, propician la venta de obra. 

Pese a la existencia de este tipo de oportunidades, considera que las instituciones educativas aún no adoctrinan a los artistas sobre cómo vender su trabajo, lo cual complica la atracción de compradores: “No hay una formación enfocada en ese tema. Es necesario porque finalmente somos visuales, hay que saber venderse y enamorar a los compradores”

Y aunque el panorama financiero de quienes se dedican al arte puede parecer castigado, Castañeda refiere que la pasión es uno de los principales motores para salir avante de cualquier frustración. “Puedes trabajar en la iniciativa privada, en el sector público; pero finalmente se va a dar algo. Hay que picar piedra y buscar espacios para colocar tu trabajo

La experiencia de Carlos Castañeda es el ejemplo de un artista que, después de tocar muchas puertas, encontró una que lo puso en el sitio correcto. “Por cada pieza aceptada me rechazaron 20. Lo importante es no dejar de producir. Un maestro me recomendó que seis meses del año produjera y los otros seis gestionara dónde colocarlo. Hay que seguir esa fórmula para vender”, indica. 

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