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Emilio Carrasco: un pintor con referencias y conceptos claros

Emilio Carrasco recuerda cómo, desde la infancia, el contacto con la cultura no le afectó en lo más mínimo, la infancia alberga la más fina capacidad de asombro y el deseo de descubrir. Crecer rodeado por pintura, afirma, no lo incitó, en un principio, a querer dedicarse ella, sin embargo, el camino a convertirse en artista se dio. 

El pintor, nacido en la ciudad de México, más tarde se interesó por el arte y decidió formarse en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, siendo alumno del destacado Gilberto Aceves Navarro. El camino que forjó fue con base en el trabajo, sin embargo, no parte de cero: las referencias son importantes guías del pincel, es así que, para Carrasco, la base bien se pudo asentar en la admiración de la obra de Rafael, una vez que inicia su camino pictórico, más tarde, lo encuentra en la pintura mexicana del siglo XX.

Es hasta que, gracias al padrinazgo de Silverio Pérez, estudia en la escuela de Bellas Artes de San Fernando de la Universidad Complutense de Madrid, en donde, entre la pintura antigua y moderna descubre la obra de Pablo Picasso, quien, para él, es referente directo en su obra. 

El tópico de su pintura a lo largo de los años ha sido el cuerpo humano y específicamente, la figura femenina, la cual, con el tiempo se ha ido transformado. Se trata de un tema recurrente que escogió debido a la estructura que maneja. Emilio Carrasco es un pintor figurativo que, en cada pincelada, trata de plasmar no sólo una imagen, sino un concepto y un mensaje para el espectador.

 “Toda pintura es un pretexto para decir”. Para Carrasco, el lenguaje de la pintura no está sólo en lo que se ve sino en cómo se hace y en cómo se transforman las cosas: ahí radica el espíritu del arte.  Menciona que “el arte es un arma de ofensiva y defensiva contra el enemigo que a veces suele ser uno mismo, con sus propios límites” .

  ¿De dónde surge la genialidad? 

A lo largo de su carrera, su pintura se ha caracterizado por tener un sello propio que se ha mantenido y que representa su percepción del mundo que es, a la vez, un compendio de experiencias, un participar de la cultura también como consumidor, la exploración de un vasto universo complejo en el que se puede mirar de más de una manera; toda las vivencias y la fidelidad que guarda para sí mismo ha caracterizado su obra, brindándole esa esencia de autenticidad del que se nutre el arte.

El proceso de creación que ha forjado el camino del artista no es nada más que trabajo arduo en el que se ven implicadas la disciplina, el sacrificio y el cansancio. La inspiración no es otra que una reflexión sobre cualquier cosa de la vida cotidiana: “el arte es igual a todo, sólo que a lo descarado”. La genialidad es pues, no un don divino con el que se engracia a unos pocos, sino un proceso que lleva consigo el mejoramiento continuo, que no es otra cosa que dedicación y horas de trabajo.

Emilio Carrasco, ha recibido, a lo largo de su carrera, múltiples condecoraciones, medallas y premios por su trabajo y su trayectoria artística, así como ha sido invitado a diversos proyectos en donde representa a la cultura latinoamericana.

Cada uno de los reconocimientos que ha recibido le han dado satisfacción, sin embargo, el mejor premio han sido las relaciones que nacen a partir del interés por el arte: la relación interpersonal, la correspondencia con artistas con los que se puede compartir opinión, con quienes se puede debatir sobre tal o cual tema. Más allá de alimentar una vanidad, indica, “las relaciones con las personas son las que más importan, el arte tiene que ver con la relación interpersonal, sin la relación con las personas el arte no tiene un objetivo” .

«Soy una persona normal»

Carrasco llega a Zacatecas invitado por la Universidad Autónoma de Zacatecas para dar cursos de pintura, mientras él trabajaba para el INBA en el área de Coordinación Nacional de Estudios Culturales. Luego de tres invitaciones hechas por la Universidad, le proponen quedarse y acepta. En 1982 fue destinado al museo Francisco Goitia en donde dio cursos de grabado. Duró alrededor de 23 años en la Universidad. 

Según comenta, encontró en Zacatecas un aire provincial cálido que lo acogió con simpatía y que le brindó comodidad y tranquilidad. Además, encontró un lugar con potencial cultural que bien se podía trabajar. Se trataba de un espacio nuevo en el que las cosas estaban por hacerse Encontró un espacio con muchas posibilidades de crecimiento que brindaba oportunidad de construir algo.

Es así que, bajo ese objetivo y muchas cuestiones más, permanece en el estado hasta el día de hoy; más de la mitad de su vida la ha pasado en Zacatecas y con tanto trabajo, bien se le puede denominar zacatecano, por su labor hacia el crecimiento y la cultura en el estado, que no por ser de otro estado, demerita el trabajo. 

Emilio Carrasco se describe a sí mismo como una persona normal, destacando con su labor artística, aunque, más allá de eso, también paga el gas, compra tortillas, paga impuestos, etc. La cotidianidad está llena de aspectos en los que se puede encontrar un halo de singularidad y, bajo la mirada y el pincel, aquello puede convertirse en arte. Su trabajo como pintor le ha traído tanto satisfacciones como amarguras, como a todos. Vela por la reivindicación del arte y la cultura, por el crecimiento tanto intelectual como artístico y sueña, como todos, con una sociedad más justa, menos unilateral y más centrada en la unidad a partir de la diversidad. 

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