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ELAF: La especialización hecha firma

A muy corta edad, José Alfredo Franco Hernández comenzó a cuestionarse cuál era el origen del dinero y por qué unas personas tenían más o menos que otras. La búsqueda de respuestas fue delineando el camino que lo llevó a estudiar la licenciatura en Contador Público en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), para así convertirse en el primero en su familia en egresar del nivel superior.

No obstante, antes de que el originario de Encarnación de Díaz, Jalisco, se decantara por esta profesión, y entendiera que el conocimiento y la actualización son claves en cualquier actividad relacionada con la economía, ya conocía las entrañas del Servicio de Administración Tributaria (SAT). Cuando cursaba el bachillerato en el CBTIS 39, en el área de Contabilidad, tuvo la oportunidad de ingresar a la dependencia para realizar su servicio social.

“Cuando entré a la universidad, yo ya estaba trabajando en el SAT. Empecé haciendo mi servicio social. Iba por tres meses y me quedé por tres años y siete meses. Estuve, sobre todo, en el área de devolución de impuestos, hasta que llegó un punto en el que no vi crecimiento profesional ni mayor aprendizaje, por lo que decidí migrar a un despacho”, recuerda.

José Alfredo siempre tuvo clara la importancia de ejercer. Por ello, se empeñó en prepararse para destacar más en el ámbito profesional que en el estudiantil (no lo contrario, como regularmente ocurre). Ese enfoque le permitió, desde entonces, visualizar la creación de una firma propia: aún cuando pudo haber tenido una notable carrera en el servicio público —que le merece el mayor de sus respetos—, tomó la determinación de continuar con su formación en la iniciativa privada.

“La visión vino desde que estaba en el SAT, porque a mí siempre me ha gustado generar conocimiento y oportunidades. Ahí fue donde dije: ‘Si realmente deseo hacer las cosas como yo quiero, entonces tengo que ser el líder de un negocio’. Qué mejor manera de empezar a generar conocimiento que con un despacho propio”, refiere.

Concretar lo que hasta ese momento era un “sueño guajiro” le implicó abocarse al dominio de los conocimientos propios de un contador, pero también adquirir las habilidades y las herramientas requeridas para manejar una empresa propia (con todo lo que esto conlleva). 

Después de cursar su primera maestría y de convertirse en el contador más joven en certificarse ante el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP) —lo logró a los 26 años—, se enfrentó a la disyuntiva de buscar convertirse en socio del despacho en el que trabajaba o aceptar el ofrecimiento de laborar en otro.

Optaría por lo segundo, aunque no por mucho tiempo, ya que a principios de 2013 decidió independizarse.

Cuando los caminos se entrelazan 

A sus 29 años, José Alfredo Franco estaba decidido a crear su propia firma. En mayo de 2013 conoció a Gustavo Saucedo Cervantes, un destacado estudiante de la carrera de Contador Público en la UAA que ya trabajaba en un despacho de alcance internacional y quien —tras el buen entendimiento que tuvieron mientras colaboraban en un proyecto— le manifestó su interés de convertirse en su socio.

“Vimos que compartíamos valores, una visión ambiciosa, y decidimos empezar de cero. En ese momento pasamos de ser yo un freelance a formar un proyecto para la creación de un despacho, como socios”, rememora José Alfredo. También destaca la determinación del casi graduado: cuando contaba con apenas 22 años tenía muy claro el rumbo que quería tomar como profesionista, puesto que ser solamente colaborador de una empresa no estaba en sus planes de vida.

“Siempre pensé en tener un negocio propio, quizá motivado por otros integrantes de mi familia que los tenían, aunque yo iba a ser el primero en egresar de una carrera. Incluso, ya tenía vislumbrado el tipo de negocio que podría establecer y el capital que necesitaba conseguir para invertir”, señala Gustavo.

Curiosamente, comparte que tomó la decisión de estudiar para ser contador tan sólo unos meses antes del proceso de admisión en la UAA, motivado no solamente por su interés en la economía y las finanzas, sino por las posibilidades de esta profesión. De hecho, una vez titulado, desplazó al propio José Alfredo como el más joven en obtener la certificación que otorga el IMCP. 

Con estas peculiaridades comenzó a escribirse la historia de ELAF, despacho que ha cimentado su crecimiento en el talento, la juventud y la sapiencia de sus socios fundadores. 

Ellos han correspondido a la confianza de sus clientes a través de un trabajo honesto y responsable, pero siempre distinguiéndose por la búsqueda incesante de ir adelante de los demás, al instrumentar las estrategias necesarias para enfrentar los cambios que prácticamente a diario se gestan en la legislación aplicable —y, por ende, tanto en empresas privadas, como en los entes gubernamentales—.

Guiados por el compromiso de satisfacer los requerimientos que se presentan de manera cotidiana, hace aproximadamente dos años, nombraron como socio legal a Manuel Alejandro Torres Franco, abogado egresado de la UAA con una maestría en Amparo por el Instituto Carbonell. Su preparación académica se ha dado prácticamente a la par del desarrollo de ELAF, pues comenzó a labrar su carrera ayudando en todas las áreas del despacho. Hoy incluso está postulado para convertirse en corredor público, precisamente para complementar los servicios ofrecidos en la firma.

“Yo entré a los pocos meses de que iniciaron con el despacho. Apenas comenzaba a estudiar la carrera y aquí aprendí muchísimo (…) El Derecho y la Contaduría van de la mano, por lo que poco a poco empecé a asumir un rol más activo, tanto así que este año decidí postularme para corredor público, lo cual era hasta cierto punto inevitable; mucha de la labor que realizamos tiene que ver con cuestiones corporativas y ya es necesario sumar este nuevo servicio”, expone Manuel.

A lo anterior, Gustavo agrega: “Sabíamos que teníamos que ser un despacho multidisciplinario y ya lo somos, además de que el perfil que tenemos cada uno de nosotros se complementa y más con los estudios que realizamos y con las certificaciones que hemos alcanzado”, subraya.

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Cuando la preparación hace la diferencia 

Si existen desafíos que comparten tanto contadores como abogados son la capacitación y la actualización constantes. Los títulos no son suficientes para tener el éxito que se desea, dadas las características del entorno en que se desenvuelven. Por ello, los estudios y la práctica efectuada marcan la diferencia.

A la fecha, los socios fundadores y el socio legal de ELAF acumulan experiencias individuales que ascienden a los casi 40 años en forma colectiva —y que indudablemente los distingue por la elevada especialización que han logrado—. José Alfredo cuenta con tres posgrados: dos en Impuestos y uno en Derecho Fiscal, además de tres certificaciones expedidas por el IMCP (General, Fiscal y Gubernamental). 

En 2020, fungió como presidente del Colegio de Contadores Públicos del estado de Aguascalientes, donde también ha encabezado las comisiones de Auditoría y Normas de Información Financiera, y la de Control Calidad. Actualmente forma parte del Consejo Directivo de la Región Centro Occidente del propio IMCP. Como parte de su trayectoria, se ha desenvuelto en temas de auditoría y asesoría a nivel público y privado ante entidades nacionales y extranjeras.

Gustavo, por su parte, cuenta con especialidad en Finanzas, maestría en Derecho Fiscal y doctorado en Materia Fiscal, además de contar con dos certificaciones por el IMCP, la general y la de prevención de lavado de dinero, así como la certificación para la prevención de lavado de dinero por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). De igual forma, ya está inscrito para obtener la certificación en la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF). 

De igual modo, forma parte del Colegio de Contadores Públicos del estado de Aguascalientes, donde encabezó la comisión de Control de Calidad. En el mismo colegio fundó, el año pasado, la comisión de Lavado de Dinero, de la que es presidente; adicionalmente, es miembro y expresidente regional, así como miembro de la nacional del IMCP. Adicionalmente, imparte clase en varias instituciones y universidades tanto de licenciatura como de posgrado.

Además de los estudios y la experiencia con que cuentan, un aspecto que sobresale es que están debidamente registrados ante diversas autoridades como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el Servicio de Administración Tributaria (SAT), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT), el Instituto Federal de Especialistas en Concursos Mercantiles (IFECOM), la Secretaría de la Función Pública (SFP), por mencionar algunas —lo que invariablemente los distingue a nivel local, regional y nacional—.

“Somos el despacho con más certificaciones, registros y posgrados sumados. Esto nos ha permitido entablar alianzas estratégicas que se reflejan en los servicios que prestamos a nuestros clientes y, sobre todo, en la resolución de los asuntos de manera práctica y eficiente”, subrayan.

Una marca que trasciende

ELAF inició operaciones formalmente el 1 de septiembre de 2013. Desde aquel primer día, tanto José Alfredo como Gustavo se plantearon, entre sus principales objetivos, erigirse como una marca que trascendiera, así como contar con instalaciones propias acordes a la sinergia que estaban generando. Esto es hoy una realidad, gracias al crecimiento constante con el que se han abierto paso rápidamente (en un mercado ávido de especialistas que no vacilen a la hora de tomar decisiones).

Si bien los servicios que prestaban en sus inicios estaban enfocados en las áreas contable, fiscal y auditoría, con el transcurso de los años se han diversificado. A la fecha, esta cualidad los distingue, puesto que su trabajo está alineado con el enfoque integral que piden los empresarios, tanto nacionales como extranjeros (y, sobre todo, efectuado en el marco de la legalidad).

“Hemos crecido siempre de manera muy constante, inclusive en tiempos de pandemia. Esto se debe a los servicios que estamos generando, que hoy en día son más diversos, en comparación con los primeros que ofrecíamos, pero también gracias a que hemos conformado un staff de personas que se dedica a generar conocimiento y a compartirlo. Con ello, tenemos un mayor impacto”, subraya José Alfredo.

El equipo de 37 colaboradores que han formado es una pieza fundamental en el engranaje de la firma y en la conformación de un catálogo de servicios que abarca temas como Contabilidad, Finanzas, Control Interno, Impuestos, Nómina y Seguridad Social, Peritaje Contable, Defensa y Planeación Fiscal, Auditoría y Dictamen, Planeación y Asesoría en Inmuebles, Estudios de Precios de Transferencia, Dictamen en Venta de Acciones, Legal Corporativo, Prevención de Lavado de Dinero, Cumplimiento de Normas de Información Financiera, entre otros.

“Con la información y la globalización actuales es necesario reinventar, rediseñar y ser multidisciplinario. En el siglo pasado, te vendían el servicio que tenían. Tú como cliente te tenías que adaptar, lo que implicaba encontrar un especialista en un tema específico y resolver cada asunto por separado. Ahora es todo lo contrario, los bienes o servicios deben adaptarse a la necesidad del cliente y en eso estamos abocados”, remarca Gustavo.

A ocho años del nacimiento de ELAF y de los múltiples logros que han conseguido por sus valores, liderazgo y calidad, los socios e integrantes tienen la mira puesta en el futuro —que avizoran promisorio—. A la fecha, se encuentran trabajando en una mayor consolidación de la firma, al apostar por tener presencia en las principales ciudades del país (propósito muy ambicioso, pero que no está lejos de sus alcances).

“Queremos replicar el modelo de la firma en las principales ciudades a mediano y largo plazo. La idea es seguir creciendo cómo lo hemos venido haciendo durante los últimos años: que este crecimiento que tengamos sea también paralelo al crecimiento personal y profesional que cada uno podamos tener”, anticipa Gustavo, aunque enfatiza que no dejarán de lado su esencia.

La preparación es algo en lo que tampoco escatimarán; están conscientes de que el prestigio del que gozan se debe en parte a sus conocimientos en las diversas materias en que se desenvuelven. Por ello, están decididos a seguir formándose, sabedores de que las autoridades fiscalizadoras buscan “cerrar cada vez más la pinza”. Ante tal escenario, la anticipación es clave.

“Siempre hay que ir un paso adelante, no detenerte sólo en lo que está pasando ahorita, sino vislumbrar hacia dónde va encaminado el SAT, por ejemplo. Hoy estamos hablando de la reforma al outsourcing y mañana vendrán otros temas igual de importantes. Nuestra estrategia es prepararnos y seguirnos actualizando, porque el conocimiento de la ley es clave para entender todos los tipos de negocio”, refiere José Alfredo.

“El despacho es joven y eso nos brinda una mayor proyección, pero sin dejar de lado la importancia de la ética y el humanismo que también se requieren para generar una mejor sociedad, a través de la atención que brindamos a nuestros clientes”, subraya Manuel Alejandro.

La historia de ELAF se escribe todos los días, con pasión y perseverancia, fincada en resultados tangibles, e indudablemente acordes con el dinamismo de las nuevas generaciones de Aguascalientes.

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