Por Xicoténcatl Morales Hurtado, Director Grupo Gavata
Escrito originalmente como una reflexión sobre el impacto del Coronavirus en el terreno de la política europea y los cambios sociales originados a partir de la pandemia en España y Portugal, la obra del sociólogo Boaventura de Sousa Santos La cruel pedagogía del virus (Buenos Aires: CLACSO, 2020), llama su atención por lo útil que resultan sus ideas para comprender mucho de lo que sucede en el contexto empresarial y económico-social de nuestro país.
El virus nos intenta decir algo, el problema es saber si vamos a escucharlo
En una sociedad ya enferma y desigual el virus –sugiere el autor– sólo es la expresión clínica de las cosas que van mal en el mundo. Si matamos el virus peso seguimos el mismo modelo de desarrollo, de Estado y de Sociedad, van a venir otros.
Llama la atención que la obra de Boaventura enfatice lo provechosa que ha la narrativa belicista para alarmar con ideas apocalípticas a las personas en vez de encontrar en su pedagogía una ventana de oportunidad para realizar transiciones, modificar hábitos y entender las lecciones profundas que deja al “orgullo” de las naciones mejor posicionadas.
Si en una sociedad tan polarizada e inequitativa las personas que deben salir a trabajar prefieren “morir de Covid en vez de morir de hambre” (asegura de Sousa), el problema entonces no es la presencia de un enemigo microscópico, sino todas las cosas que han contribuido para generar tales niveles de pobreza.
Es repugnante pensar que se puede prosperar por encima de un montón de cadáveres
La crítica más radical que hace de Suosa Santos es sobre el Estado fincado en una democracia liberal que no es capaz de defender a la gente. Las cifras de este fracaso se entienden al leer dos tipos de estadísticas más alarmantes: las de banca rota que llevaron a la quiebra a millones de personas y los muertos en los hospitales.
Las pérdidas de empleo, la digitalización de la vida, la robotización de los servicios y todas las demás secuelas que ha dejado la pandemia son, en opinión del autor, muestras de una cultura que cava su propia tumba al apostar por un modelo de desarrollo que sigue pugnando por defender la economía primero y la existencia después.
Los tres escenarios posibles
Antes estas noticias globales, de Sousa Santos propone tres escenarios posibles:
En el primero las cosas empeoran. La idea es volver a una normalidad que nunca va a llegar y que con la crisis económica generará una sociedad aún más injusta, más insegura y mucho menos democrática.
En el segundo hay cambios pero para que todo siga igual. Se intentará perdonar algunas deudas (hablado por ejemplo de la relación del FMI con los países que se están obligando a contraer compromisos financieros muy altos), pero no de cambiar el modelo de desarrollo.
El tercer escenario es la alternativa civilizatoria (y digamos el más amable). La llegada a término de un modelo de civilización que lleva cinco o seis siglos en la escena histórica, representaría, según de Sousa Santos, un cambio radical en lo que respecta a nuestras relaciones con la naturaleza, nuestra idea de progreso y nuestras relaciones culturales.
Cambios que se avecinan
Hay muchos detalles en la obra que es mejor leer directamente. Algunos que sobresalen son:
– La vida no es de izquierdas ni de derechas, es vida. El hilo conductor de la política debe estar centrado en el cuidado de la persona como eje rector de las políticas económicas.
– Los partidos, escuelas y empresas convencionales no tienen futuro… Si no cambiamos los modelos organizativos arcaicos no tendrán un mañana prometedor.
– Hay que crear las alianzas mínimas para posibilitar los cambios es el modelo de desarrollo de matriz energética, de consumo y las relaciones con la tierra.
– Más que pensar en una estrategia como la Renta Básica Universal, debemos pensar en términos de un Ingreso Mínimo Vital que no sea un parche a la vulnerabilidad ciudadana.
– La democracia representativa está al final de su vida. Es necesario implementar modelos apegados a la democracia participativa y deliberativa teniendo como telón de fondo la refundación del Estado.
– Debemos pensar en formas autónomas de organización ciudadana más allá de los partidos. Estas no deben ser ficticias, sino dar entrada a las opiniones de diversos sectores.
Al leer la obra de Boaventura queda un sabor agridulce. Dice verdades que todos sabemos y preferimos minimizar y exhibe mentiras que quizás nadie crea prudente denunciar. Pero vale la pena leerla desde una perspectiva abierta.
Los sistemas empresariales, los procesos productivos y las relaciones económicas han estado cambiando aún antes de la pandemia. Los problemas y las condiciones que fueron importantes hace meses hoy parecen menos importantes comparadas con los desafíos que se tienen en la IP. Quizás este tipo de obras, rudas en su contenido, no sean de fácil digestión, pero necesarias para comprender la cruel pedagogía del virus.