Icono del sitio Líder Empresarial

El saldo de 2018

Una de las realidades puras y duras dentro de la política es la prueba del ácido, la cual consiste en los resultados que se entregan cuando una gestión gubernamental termina. En otras palabras, ¿se deja México en mejores condiciones que en 2012, cuando inició el gobierno que concluye el 30 de noviembre? Los datos duros sugieren que, salvo en el tema de seguridad, sí. Veamos.

Que se sepa, las instituciones públicas y políticas, en general, funcionan. Salvo situaciones críticas de violencia en estados muy localizados, escuelas, hospitales, cines, bancos, mercados, iglesias, peluquerías y comercios abren todos los días en México. Los diarios circulan desde temprano. Los medios electrónicos transmiten todo el tiempo. Por las redes corre cualquier cantidad de cosas. Millones de personas toman el transporte para ir a trabajar cada mañana. Y más de cincuenta millones de personas salieron a votar el julio pasado en condiciones de completa normalidad.

Los productores instalados en México siguen exportando, cada día, 1,121 millones de dólares (mdd) en bienes y servicios que alguien fabrica en distintas ciudades, plantas y parques industriales, y que transportan a través de diversos medios. La inversión privada nacional y extranjera, un indicador altamente sensible, quizá el que más tan sólo después de los mercados bursátiles y cambiarios, algo sabrá que el resto de los mortales no, porque sigue llegando a este país que algunos dicen que está en crisis.

Por ejemplo, a lo largo de este sexenio, México habrá captado unos 200,000 mdd de inversión extranjera directa. El Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, donde participan 39 empresas que representan el 40 por ciento de la IED en el país, invertirá alrededor de 11,000 mdd este año, un aumento de 57 por ciento con respecto a su promedio anual, con lo cual generará 9,000 nuevos empleos directos y 46,000 indirectos. Asimismo, ejercerá otros 13,503 mdd en gastos de operación, con lo que la suma totalizará en 24,675 mdd. Hay varias docenas de grandes firmas globales que ya están compitiendo en las licitaciones derivadas del nuevo mapa energético y de telecomunicaciones mexicano. Por su parte, según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social, a septiembre de 2018, se han creado 3,898,000 nuevos empleos formales, una cifra sin precedente en la historia reciente. Y en estos seis años, todos los trimestres, sin excepción, han registrado tasas positivas de crecimiento económico.

En turismo, las cifras ubican a México como el sexto país más visitado del mundo con 39 millones de visitantes extranjeros, la posición más alta que ha tenido en su historia y que, en comparación con el inicio del sexenio, representa un incremento de 16 millones más de viajeros (67.9 por ciento) que llegan a tierras mexicanas.

Hoy, México tiene un superávit alimentario, por primera vez en 20 años, y pasó del décimo tercer sitio a ser la décima potencia mundial en producción agroalimentaria, lo cual explica que en 2018 las exportaciones en ese sector superen los 35,000 millones de dólares, es decir, 57 por ciento más que las exportaciones que se hicieron en 2012.

Por lo visto, a todos esos inversionistas, ejecutivos, productores, trabajadores y turistas, nadie les ha avisado que el país está en llamas.

Que una parte de toda esa manufactura no tiene aún la proporción de componentes nacionales y de alto valor agregado que sería deseable o que los promedios salariales todavía pueden mejorar o que nuestro nivel de innovación tecnológica tiene rezagos, todo eso es evidente; pero ese es un debate muy distinto y tiene que ver con la creación de más y mejores condiciones productivas y competitivas que exigen esfuerzos y políticas mucho más efectivas de todos los actores institucionales, económicos, educativos y de investigación aplicada de alta calidad.

Desde luego que en otros aspectos –institucionalidad, transparencia, seguridad- subsisten problemas graves; pero para comprenderlos y afrontarlos es indispensable una discusión mucho más seria, rigurosa, sofisticada y honesta. Algo que, ciertamente, no se ve por estos días.

Salir de la versión móvil