La elección menos popular. Ser congruente se ha convertido en uno de los actos más valientes y desafiantes en el liderazgo actual. En un entorno empresarial donde muchas veces se privilegia lo rápido, lo cómodo y lo que agrada a todos, mantenerse fiel a los propios valores puede ser incómodo, desafiante y solitario.
Hablar de congruencia es hablar de estar alineados entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Y es ahí donde se presenta el verdadero desafío para las mujeres líderes. Desde mi experiencia, sé que ser congruente puede costarte relaciones, oportunidades, incluso reconocimiento. Pero jamás debe costarte tu esencia o poner en tela de juicio tus principios. Ese es un precio que ninguna mujer debería pagar.
He tenido que enfrentar momentos decisivos en los que la opción de comprometer mis valores habría facilitado mi camino inmediato, pero siempre elegí la integridad. Ser congruente ha significado perder proyectos, ser subestimada o cuestionada, pero también me ha otorgado la mayor de las recompensas: la paz interna y la certeza de que mi trayectoria está cimentada sobre principios sólidos.
La congruencia no es un lujo, es una necesidad si deseas convertirte en una líder íntegra y auténtica. Ser congruente significa saber decir “no” sin culpa, defender lo que crees incluso cuando la presión externa te invita a ceder. La sociedad y el entorno empresarial suelen exigir a las mujeres que sean flexibles, que se adapten, que moderen sus opiniones para evitar ser catalogadas como difíciles. Pero la verdadera fortaleza de una líder se muestra cuando tiene el valor de mantenerse fiel a sí misma. Porque la coherencia es la que construye confianza, credibilidad y legado.
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He aprendido que la integridad es un compromiso personal que se renueva todos los días. Cada elección cotidiana, desde cómo conduces una reunión hasta cómo decides actuar ante un conflicto, es una oportunidad para demostrar que tus acciones reflejan tus palabras.
La verdadera influencia se construye con valores firmes, con la certeza de que las decisiones deben representar quién eres, no quién esperan que seas. La congruencia reta, confronta y, en ocasiones, incomoda. Pero también inspira y genera admiración genuina. Ser congruente es aceptar que habrá momentos de soledad, dudas y cuestionamientos.
La tentación de optar por el camino fácil estará siempre presente. Sin embargo, quienes lideramos desde la congruencia entendemos que el éxito no se mide únicamente en resultados tangibles, sino en la forma en la que alcanzamos esos logros.
Una líder congruente entiende que su mayor responsabilidad es consigo misma. No busca la aprobación de todos, sino ser respetada incluso por quienes no comparten su visión.
Pasos para ser un líder congruente
En este sentido quiero compartir contigo los cinco pasos para liderar con congruencia, incluso cuando te cueste perder relaciones:
- Define tus no negociables. Haz una lista clara y honesta de los valores y principios que jamás estarías dispuesta a comprometer.
- Aprende a decir “no” con claridad y sin culpa. Rechazar lo que no está alineado contigo es un acto de amor propio y respeto a tu liderazgo.
- Acepta que no agradarás a todos. Liberarte de la necesidad de aprobación te permitirá actuar con mayor libertad y autenticidad.
- Evalúa cada decisión preguntándote si representa quién eres. Si una acción, proyecto o propuesta no resuena con tus principios, ten la valentía de replantearla.
- Permítete avanzar sin traicionarte. A veces el camino recto es más largo y exigente, pero es el único que te garantiza integridad y respeto duradero.
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La coherencia transforma. Una mujer líder que se mantiene fiel a sus principios se convierte en un faro para otras. Deja una huella no solo en resultados, sino en la manera ética y transparente en la que llega a ellos. Una líder congruente inspira respeto y confianza duradera. Su palabra se convierte en sinónimo de certeza. Quienes la rodean entienden que, aunque no siempre dirá lo que quieren oír, siempre actuará con honestidad y rectitud. Esa seguridad en su actuar es lo que la convierte en ejemplo, en referente, en mentora para nuevas generaciones.
Además, su legado no sólo impacta su entorno inmediato. Las decisiones tomadas desde la integridad siembran una cultura organizacional donde se valora la ética, la responsabilidad y la transparencia. Una líder congruente deja cimientos sólidos para quienes la seguirán. No busca dejar una estatua, sino construir un puente para que otras puedan cruzar.
Ese es el verdadero sentido del liderazgo: empoderar desde la autenticidad, inspirar desde el ejemplo y liberar a otras de las cadenas del conformismo.
Recuerda esta frase de C.S. Lewis que lo resume todo: “La integridad es hacer lo correcto, aunque nadie te esté mirando”.
Mi invitación para ti es que seas esa líder que el mundo necesita: coherente, íntegra y valiente. Que no temas ser la voz disonante si eso significa ser fiel a ti misma. Porque en un mundo que cambia rápidamente, los principios sólidos se convierten en el ancla que te permitirá evolucionar sin perder tu esencia.
El reto de la semana
Escribe tus cinco no negociables y colócalos en un lugar visible. Léelos cada mañana antes de comenzar tu jornada y comprométete a honrarlos sin importar las circunstancias. Haz una reflexión al finalizar la semana: ¿en qué momento tuviste que elegir entre la conveniencia y tu coherencia? Celebra haberte mantenido firme.