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El poder de preguntar en una cultura de enseñar

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En los últimos diez años, he tenido la gran oportunidad de trabajar en varios países y he podido experimentar las culturas de trabajo de cada uno, las cuales, si bien son diferentes en cada nación, tienen muchas similitudes entre ellas.

Una de las similitudes que he vivido, y da título a este artículo, es la cultura de enseñar, la cual se hace presente sin importar si haces negocios en México, Estados Unidos o Brasil, por mencionar ejemplos.

Cuando menciono cultura de enseñar, me refiero a la forma en que ubicamos a las personas y las convertimos en líderes gracias al conocimiento que poseen y demuestran al enseñar a la gente a su alrededor, al decir cómo son las cosas. Parece normal que esperemos que cuando alguien obtiene un ascenso, sea capaz de enseñarnos cómo se hacen las cosas, aunque solo tenga unas cuantas horas en el cargo.

Enseñar es una manera por medio de la cual reforzamos nuestro liderazgo y superioridad. Por el contrario, preguntar nos puede posicionar en una situación de vulnerabilidad que incluso pone en riesgo o en duda nuestra capacidad.

Para un hijo, su padre es un líder por naturaleza y todo son enseñanzas, pues el progenitor brinda nueva información que el hijo va procesando y acumulando como parte de su formación. ¿Qué pasa cuando el padre en lugar de enseñar directamente realiza preguntas?,  ¿disminuye su liderazgo? En este caso, no sucede así, pues el niño aún no desarrolla juicios que nosotros como sociedad adulta tenemos: las preguntas del padre generan una forma diferente de aprendizaje, en la cual se estimula el cerebro para que haga uso de la información poseída para generar algo nuevo y convertirlo en aprendizaje.

Hace un par de años se cruzó en mi camino una metodología con la cual he podido aterrizar esta reflexión sobre el poder que tiene preguntar. Me refiero a la técnica LEGO® Serious Play™.

LEGO® Serious Play™ (LSP) es un método desarrollado por grupo LEGO en los años noventa. Surgió por la necesidad de incentivar la creatividad de negocios entre sus colaboradores y crear nuevas estrategias para competir contra el boom de los videojuegos de esa época, esto lo lograron a través de preguntas y el uso de piezas LEGO.

En un taller que participé, el facilitador nos lanzaba preguntas que nosotros debíamos contestar por medio de un modelo construido con piezas LEGO. Fue fascinante para mí experimentar lo que LSP llama “Conexión manos-mente” y plasmar en mis figuras muchísima información que consciente y difícilmente –solo con palabras– hubiera podido expresar. Experimenté un aprendizaje nuevo a partir de la información que ya tenía en mi cerebro.

Para mí, lo más sorprendente y satisfactorio de participar en un taller con metodología LEGO® Serious Play™ fue dejar de lado la práctica de enseñar y reconocer el gran poder que tiene el preguntar.

A través del juego, llamado “Juego Serio”, conocí más de mí mismo y de mis compañeros de equipo. Hay una frase, adjudicada a Platón, que dice: Conoces más a una persona en una hora de juego que en un año de conversación”,  y por mi experiencia puedo decir: «vaya que sí es cierto». En aquella ocasión LSP nos ayudó a facilitar una toma de decisión, la cual aparentemente ya habíamos analizado bien, pero seguíamos atorados en ella.

No quedé conforme con la experiencia que tuve y me adentré más en el mundo de LEGO® Serious Play™: me certifiqué como facilitador de este tipo de talleres y ahora parte importante de mi vida es jugar, preguntar, compartir y reflexionar en el ámbito de los negocios.

Es un hecho, vivimos en una cultura donde enseñar es reconocido y difícilmente eso cambiará de la noche a la mañana; sin embargo, no nos hará daño experimentar un poco el gran poder que tiene preguntar: un poder que por sí solo nos enseña.

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