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El pintor taurino que rompió tradición

Para Bernardo Rodríguez, abrirse paso en el mundo taurino no fue nada sencillo. La tradición indica que los capotes que los matadores visten en el paseíllo deben ser bordados en oro y generalmente adornados con imágenes religiosas; sin embargo, el artista hidrocálido, un maestro del pincel, decidió innovar y optó por pintarlos: 

“El problema es que te enfrentas a una costumbre de cien años. Quieres innovar pero obviamente no te aceptan tan fácilmente». Confiesa que en sus inicios un matador le espetó con un deje de soberbia: “Si tú vendes un capote pintado, yo corto un rabo en Las Ventas”. Bernardo ya ha vendido numerosas prendas y el torero no ha triunfado en el histórico coso español.

El pintor se sincera y reconoce que se introdujo en el mundo artístico taurino por necesidad económica. Ya sabía pintar, acudía a los festejos regularmentepero no era un erudito de la fiesta brava: “Si un aficionado de pura cepa hubiese observado alguno de mis cuadros, lo habría destrozado”. Eso lo motivó a adentrarse de lleno a la tauromaquia, y de la mano del matador Armando Mora, profundizó en los entresijos del mundo del toro.

Empezó pintando los capotes para los novilleros y los estudiantes de la Academia Taurina Municipal. Paulatinamente, su trabajo fue ganando renombre y los toreros mostraron interés en su obraArturo Saldívar es uno de los que más ha depositado su confianza en el artista hidrocálido.

Algunos de los matadores que han vestido sus capotes son Joselito Adame, Antonio Ferrera, Enrique Ponce, El Juli, Miguel Ángel Perera. Este año, le hizo uno a Luis David en el cual plasmó La muerte de utorerode Salvador Dalí, que el espada usará en la Feria de Sevilla. Sin embargo, la prenda que más orgullo le causa es la que le dio a José Tomás, en la que simbolizó la resurrección del maestro de Galapagar, tras sortear la muerte en la Monumental de Aguascalientes.

“Para mí, es como subir y bajar del cielo en un segundo. Que figuras de tal magnitud se fijen en ti, se fijen en tu trabajo¡qué honor!”, asegura entusiasmado Bernardo.

A tenor de su trayectoria, uno podría pensar que no le quedan más sueños por cumplir; no obstante, el artista difiere: «¿Quién dice que el día de mañana no pueda darle un capote a los reyes de España? ¿O estar exponiendo en Las Ventas de Madrid? Aún quedan metas”.

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