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El parque jurásico de Oswaldo Mooser: El Cedazo

Alejandro Basáñez

 

El gigantesco mamut cayó herido de muerte en la orilla del fangoso río. Las decenas de profundas heridas propinadas por las lanzas de aquellos hambrientos hombres, habían mermado toda su fuerza y empuje. Antes de caer, el feroz mastodonte se llevó la vida de cinco cazadores. A tres los destrozó con sus pesadas patas al caer heridos cerca de él. Los otros dos fueron lanzados por su fuerte trompa contra un árbol y una roca. Aunque se sabía la bestia más fuerte de estas veredas, también sabía que aquellos animales bípedos al atacar en grupo eran más letales que los dientes de sable.

Hace ocho mil años en Aguascalientes, en lo que ahora es el Parque El Cedazo, los gigantescos reptiles y mamíferos del Pleistoceno luchaban a diario por sobrevivir en la jungla jurásica que alguna vez imaginó vívidamente el mismo Michael Crichton, autor de Parque Jurásico.

El biólogo Oswaldo Mooser Barandum (1903-1983), suizo de nacimiento, pero aguascalentense de corazón, se entregó de forma autodidacta al estudio paleontológico de su parque jurásico hidrocálido, descubierto en los años 60 en las orillas del arroyo El Cedazo.

El doctor Mooser, influenciado por la tenacidad investigadora de los europeos, fue un hombre talentoso y disciplinado. Fue también un agudo observador de la naturaleza e incansable investigador. En su casa, ubicada en la calle Madero, estableció su consultorio y laboratorio de análisis clínicos. Trabajando incansablemente siete días a la semana, en poco tiempo se ganó la confianza de los pacientes y médicos de la zona por su conocimiento de las técnicas analíticas y la veracidad de sus resultados. Solía bromear con la frase: “No es nada peligroso, se cura con penicilina”, cuando era cuestionado por sus pacientes sobre el resultado de los análisis. Fue un hombre generoso con las personas sin recursos económicos, ya que a veces no les cobraba la consulta.

En 1953, Oswaldo Mooser inició sus investigaciones en Aguascalientes. Durante los fines de semana, colectaba restos fósiles de vertebrados del Pleistoceno en el arroyo El Cedazo y el Cerro del Muerto. Sus hallazgos y publicaciones lo convirtieron rápidamente en un reconocido paleontólogo. Algunos de sus trabajos son el libro A Porcupine from the Pleistocene of Aguascalientes, Mexico (Hibbard y Mooser, 1963) y el artículo “Pleistocene Mammals from Aguascalientes, Central Mexico” (Mooser y Dalquest, 1975).

El Museo Regional de Historia de Aguascalientes posee una colección paleontológica que incluye los restos óseos de una tortuga endémica (Gopherus auffenbergi), los cuales fueron localizados por Mooser en el arroyo El Cedazo en 1972. Además de los restos mencionados, la colección paleontológica está conformada por restos de dos especies de mamut: el Mammuthus meridionalis, proveniente de Euroasia, el cual, según los especialistas, entró a territorio americano con la primera oleada de estos animales, hace más de 100 000 años; y el Mammuthus columbi, que vivió en el sur de Estados Unidos y norte de México durante la parte final del Pleistoceno.

El mamut es un género extinto de mamífero de gran tamaño, de la misma familia que los elefantes; vivió hasta hace 3 700 años y se caracterizó por tener cabeza abombada, probóscide o trompa musculosa, y largos colmillos curvados.

Dentro de la valiosa colección arqueológica del Museo Regional de Historia de Aguascalientes, también sobresalen objetos pertenecientes a la cultura chichimeca de diferentes periodos; además de piezas de cerámica y materiales locales, que hacen suponer que el estado fue un sitio importante para los indígenas nómadas.

El segundo rector de la UAA (1978-1980), el doctor Alfonso Pérez Romo, contrató a varios profesores-investigadores de reconocido prestigio en sus áreas de trabajo, entre ellos al doctor Oswaldo Mooser. Fue en el Departamento de Microbiología y Parasitología del Centro Básico en donde este experto se desempeñó. En el laboratorio de parasitología, desarrolló prácticas con los estudiantes del área biomédica a quienes orientó en sus investigaciones. Fue un profesor inolvidable para la institución académica porque combinaba la teoría y la práctica.

En la UAA, se hizo de grandes amigos y colegas como el doctor Rigoberto Gómez Torres y la profesora Ma. Luisa Rodríguez Vázquez. Con ellos y con el doctor José Manuel Ramírez Isunza, colaboró en las investigaciones sobre la enfermedad de Chagas y juntos publicaron su investigación “Aislamiento de una nueva cepa de Trypanosoma cruzi en el estado de Aguascalientes” (1983).

En mayo de 1979, el Centro Básico de la UAA realizó la Primera Semana de Ciencias, en cuyo programa de actividades se otorgó un merecido homenaje al doctor Mooser por sus relevantes investigaciones científicas.

Al acercarse a los ochenta años de edad, el paleontólogo suizo tuvo que regresar a su país de origen, en donde murió en el año de 1983.

Es importante mencionar que hoy en día contamos en Aguascalientes con el paleontólogo de vertebrados, con estudios en Biología por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, José Rubén Guzmán Gutiérrez. Este gran profesional ha tomado diversos cursos de especialización en universidades de Estados Unidos y otras partes del mundo. Recientemente, su trabajo ha ganado notoriedad porque forma parte del grupo de trabajo del Museo del Desierto, el cual hizo el descubrimiento de la nueva especie de dinosaurio: Yehuecauhceratops mudei.

La siguiente vez que pases por El Cedazo, haz un viaje imaginario a este fascinante mundo del Pleistoceno. Imagina ser un cazador más que participa en una batalla contra un majestuoso mamut.

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