Icono del sitio Líder Empresarial

El orden de los factores sí altera el producto

Por Claudio Alejandro Innes Peniche / Master Wine Sommelier

Restaurante La Tasca

 

La cena de Navidad en México, como en muchos otros países del mundo, es el momento familiar más importante del año. Es el tiempo en el cual muchas tradiciones cobran vida: la misa, el árbol, los villancicos y, por supuesto, la comida navideña.

De hecho, hay platillos tradicionales que nunca, o casi nunca, faltan en las mesas en esta temporada, como el pavo, bacalao o romeritos; aunque algunas familias incorporan platos más innovadores, pero igualmente elaborados y con los mejores ingredientes.

Cabe destacar que existe un detalle por demás importante en cuanto a la cena de Navidad, el cual compromete la apreciación de cada uno de los platos servidos: el orden en el que se sirven y degustan los alimentos.

Pero, ¿por qué se debe tener un orden determinado para comer? ¿Qué pasa si simplemente la comida es servida como le place a quien la preparó? La respuesta es muy simple: si los sabores potentes se degustan primero, impedirán que se aprecie lo más sutil. Entonces, se debe comenzar con los platillos delicados y terminar con los más fuertes, así no se taparán los sabores.

Con los vinos ocurre lo mismo. Por eso, se recomienda comenzar con los ligeros y afrutados, para terminar con los más intensos o dulces.

A continuación, se dan algunas recomendaciones basadas en un menú tradicional para la cena de diciembre. Éstas servirán para apreciar mejor los sabores de los alimentos y el esfuerzo de quienes los prepararon.

Atendiendo estas recomendaciones, se apreciarán mejor los platos y los vinos… Hay que recordar que, en este caso, el orden de los factores sí altera el producto.

Salir de la versión móvil