Como bien sabemos, el principal enfoque en el desarrollo económico de nuestra ciudad radica en cinco pilares principales: la industria automotriz, la economía de gobierno municipal y estatal, los desarrollos en vivienda, la industria agropecuaria y, por supuesto, la Feria de San Marcos.
Pero, ¿qué ha pasado con la industria textil?
Después de la boyante época donde la mayoría de las maquilas de la moda se encontraban en esta región, hubo un desplazamiento de prácticamente toda la industria hacia la zona fronteriza de nuestro país, dejando tambaleante a un sector que caracterizaba al estado.
Evidentemente se encontraron alternativas para salir adelante y no por nada estamos en los primeros lugares de crecimiento económico. Sin embargo, no se ha podido recuperar esa posición privilegiada en cuanto a propuesta de moda y capacidad de abastecer el mercado nacional.
Ahora bien, y como parte de los consejos que siempre doy cuando hablamos de temas empresariales, ¿dónde está el océano azul?
Hay casos muy claros de empresas mexicanas que han logrado desarrollarse a pesar de los competidores internacionales. Ejemplo de ello es Cuidado con el Perro, que replantearon su modelo de negocio y ofrecen toda una experiencia de compra para sus consumidores, sin modificar su esencia, que es vender moda a costos muy accesibles.
O bien André Badi, que vende por catálogo con colecciones muy completas y materiales de primer nivel y a precios que no le piden nada a marcas premium internacionales.
El océano azul está justamente ahí, en desarrollar marcas que hagan que el consumidor voltee a verlas y esté ávido de consumirlas. Eso implica generar buenas estrategias, aliados de negocio que sepan del negocio de moda y retail o modelos en línea de comercialización. Simplemente es cuestión de comprometerse no solo a profesionalizar el desarrollo de colecciones y procesos de manufactura, sino también de llegar de forma eficiente a su consumidor.