Diversos países alrededor del mundo han decidido cerrar sus fronteras con la región del sur de África ante el temor de la nueva variante de COVID-19, localizada en esta zona.
La variante, catalogada como ómicron por la Organización Mundial de la Salud (OMS), presenta más de 30 mutaciones en la proteína de la espícula del virus SARS-CoV-2, las cuales harían al patógeno evadir con mayor facilidad al sistema inmunológico de los humanos reforzado por las vacunas.
Asimismo, el organismo sanitario ha mencionado que estas modificaciones harían más propensas a las personas a sufrir una reinfección por coronavirus.
Los primeros países en anunciar el cierre de fronteras para evitar el ingreso de visitantes provenientes del sur de África fueron España, Alemania, Italia, Países Bajos y Francia. Posteriormente, la Unión Europea en su conjunto ratificó la decisión de negar la entrada a las personas que partan de Sudáfrica, Botsuana, Lesoto, Namibia, Mozambique, Zimbabue y Esuatini.
El bloque comunitario también ha establecido que los residentes europeos que procedan de estas naciones deberán someterse a un test y un periodo de cuarentena para limitar la transmisión del virus. Países como Israel y el Reino Unido también se sumaron a la imposición de restricciones para los viajeros que procedan de la zona del sur de África.
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Por lo pronto, hace unas horas se confirmó la presencia de la variante ómicron en Europa después de que se identificó como portadora del virus mutado a una mujer de Bélgica que recientemente viajó a Egipto.
El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades consideró a ómicron como una variante de interés, aunque ha advertido que con las evidencias disponibles, es probable que la variante tenga una transmisibilidad muy alta y escape inmunológico significativo.
De manera simultánea, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá establecieron prohibir la entrada a partir del próximo lunes de todo extranjero que haya visitado alguno de los siguientes países africanos: Sudáfrica, Botsuana, Zimbabue, Namibia, Lesoto, Esuatini, Mozambique y Malaui.
Ante la oleada de cierre de fronteras, el ministro de Salud de Sudáfrica, el Dr. Joe Phaala, arremetió contra los países citados anteriormente al describir sus respuestas como injustificadas, contraproducentes y draconianas, señalando que van en contra de las guías definidas por la OMS.
El funcionario reconoció que ante situaciones así, el miedo y la preocupación son esperables, aunque afirmó que “los líderes de algunos países están encontrando chivos expiatorios para lidiar con lo que es un problema mundial”.
Por último, el Dr. Phaala mencionó que es irónico que Sudáfrica, con menos de tres mil casos diarios reportados en los últimos días, sea objeto de restricciones por parte de países que contabilizan más de 40 mil contagios al día. “Debemos trabajar juntos en vez de castigarnos unos a otros”, fustigó.