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El médico con vocación altruista y con pasión por la charrería

Cuando estaba por cursar el tercer año de primaria, sus padres decidieron traerlo a Aguascalientes, por lo que recuerda con especial cariño la escuela Manuel Fernández. 

Juan José de Alba Martín es originario de Teocaltiche, Jalisco, específicamente de San José de Ajojúcar, donde aprendió todo lo relacionado con la charrería, actividad que luego combinó con el ejercicio de la medicina. 

Su interés por convertirse en médico nació en la Cruz Roja –cuya sede se ubicaba en Primo Verdad en ese entonces–, institución a la que se adhirió como voluntario desde 1953 y en la cual –a la postre– fungió como delegado estatal y vicepresidente nacional. Obtuvo su título como médico cirujano tras haber estudiado en la Universidad Nacional Autónoma de México. 

“Anatomía era la materia más pesada que existía, se complementaba con disecciones. Teníamos que hacer cirugía en cadáver; conocer el cuerpo humano en la teoría, pero también en la vida real. Nuestros maestros eran muy escrupulosos y exigentes. Eso nos obligó a tener una gran disciplina, señala De Alba Martín, quien rememora haber realizado el examen para convertirse en médico un 23 de octubre, día en que se celebra a estos profesionales. 

Su preparación académica, además del aprendizaje de los idiomas inglés y francés, le permitió ganar una beca del gobierno de Francia, a través de los Laboratorios Carnot, para estudiar en un hospital parisino. Fue en Europa donde le nació la afición charra. 

“Había una fecha para celebrar el Día de las Naciones. Cada casa [de estudiantes] representaba algo típico de su país y ahí me sugirieron que charreara; pero yo no charreaba. «Si quieren toreo»les dije, pero me contestaron: «No, eso es cosa de los españoles». […] Me consiguieron un mecate, lo forré como reata para florear y le hice la hondilla para lazar. Me sentí importante de ver cómo les gustó mi actuación y me hizo sentirme orgulloso de lo que sabía hacer”, recuerda. 

Ya de regreso en México, en el Centro Médico Nacional, varios galenos como Victorio de la Fuente, Armando León Bejarano y Alfonso Segura, lo invitaron a la Asociación Metropolitana de Charros; ése fue el inicio de su pasión por la charrería. 

Luego de estas vivencias, el cordón umbilical –como el doctor llama a su terruño– lo trajo de regreso a Aguascalientes: colaboró en el Hospital Hidalgo, impartió clases en la UAA, fue subdirector médico en el H.G.Z. No.1 del IMSS, brindó atención en el Sanatorio Esperanza y la Clínica Guadalupe, y se dedicó a la medicina privada, la cual hasta hoy ejerce.

La charrería no sólo la practicó, también la promovió. Fue presidente de la Asociación de Charros de Aguascalientes y de la Asociación de Charros de Vista Alegre, lugar en el que además contribuyó en la construcción del lienzo charro. Participó en la realización de dos simposios de medicina deportiva en charrería, los primeros efectuados a nivel nacional, y se desempeñó como vicepresidente de la Federación Mexicana de Charrería. 

Juan José de Alba obtuvo la Maestría en Humanismo por la Universidad Panamericana con el tema: “Racionalidad en la Charrería: Análisis Bibliográfico y de Entrevistas Personales y Propuesta Inicial de Diccionario Ilustrado de Menesteres para Charrear”. 

“Yo creo que lo más importante es estar con la mente abierta para aprender del prójimo. Y el prójimo pues es el próximo, el cercano; aprende uno del cirujano, del camillero, del mismo accidentado. Lo importante es tener la mente abierta para aprender y darle gracias a Dios de que nos da la oportunidad de andar en este medio, que nos tiene en buenas condiciones. Cada día debemos estar con la mente abierta, porque hay mucho qué aprender y es un gran privilegio poder aplicar lo que hemos aprendido

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