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El Güero Layseca: Revelar la magia de lo habitual

“Me gustan los detalles que nos regala la naturaleza, pero también los momentos cotidianos de las ciudades; como esta imagen, en un barrio de Shanghái, lleno de color y bullicio

Luis Joaquín Martínez Layseca

La fotografía une corazones y miradas, traspasa divisiones y rompe barreras, porque con ella se transmiten sentimientos y reflexiones. Como decía el artista Bruno Barbey: “La fotografía es el único lenguaje que puede ser entendido y comprendido en todo el mundo”.

Cada profesional tiene su propio estilo fotográfico, y a través de sus imágenes expresa y revela sus emociones. Tal es el caso del queretano Luis Joaquín Martínez Layseca -mejor conocido como “el Güero Layseca”-, quien asegura, sin titubear, que su ojo se deja llevar por un tinte más natural.

“Me gusta el estilo clásico, los detalles que nos ofrece la naturaleza, la foto espontánea y el paisaje tal como es, ¡sin retoque!”, expresa el artista.

Su pasión por la fotografía inició tras conocer la primera edición en México de la revista National Geographic. Asegura “el Güero” que lo cautivaron tanto las imágenes que allí estaban plasmadas como las narraciones de los fotógrafos, quienes revelaban las hazañas por las que pasaban en lugares salvajes y de difícil acceso. 

El carnicero de Shanagi

Más allá de ser solo un entusiasmo, el queretano se convirtió en artista de profesión: en 1996 obtuvo el título en Diseño Industrial en la Universidad de La Salle Bajío (León, Guanajuato), instituto académico en el que estudió por tres años fotografía analógica, así como laboratorio de revelado en blanco y negro.

Posteriormente estudió un posgrado de Diseño de Producto en el Instituto Europeo di Design (IED) en Madrid, España (2006-2007), así como un taller de pintura al óleo en la misma ciudad.

“Además, he tomado algunos cursos y talleres con fotógrafos nacionales, en temas variados, como paisaje, vía láctea, fotografía gastronómica y fotografía con dron”, refiere Luis Joaquín.

A pesar de que Layseca trabaja actualmente como diseñador industrial, asevera que la fotografía es tanto su afición como su momento para recargar baterías y respirar aire limpio.

Por lo anterior, confiesa que, cuando una persona elige una de sus fotografías para adornar un espacio o promover un lugar en una página de turismo, se siente halagado, lo llena de orgullo propio y lo alienta a seguir trabajando por su pasión.

Gracias a su larga experiencia en el medio, Luis aconseja a las futuras generaciones que amen la fotografía (tanto como él), que estudien y dignifiquen este arte, desarrollen la técnica y no abusen de todo lo que la tecnología ofrece. “Yo mismo estoy en ese proceso y creo que es el camino correcto”, concluye.

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