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Así volaremos en cien años

A pesar de los grandes avances médicos que han prolongado la esperanza de vida de los humanos en las últimas décadas, es bastante factible que, salvo inesperado descubrimiento científico -o un increíble caso de longevidad- las personas que lean  esto (junto a un servidor) no alcancemos a vivir hasta el próximo siglo (no es pesimismo, en 2016, el INEGI cifró la esperanza de vida de los mexicanos en 76 años). 

Sin embargo, aún asumiendo esta realidad, surge una curiosidad muy natural por saber cómo será el mundo en los próximos siglos, ya no digamos milenios. La revista española Investigación y Ciencia planteó catorce preguntas sobre el futuro de la humanidad sobre temas trascendentales, como el porvenir del ser humano, la existencia de vida extraterrestre y la posibilidad de sufrir un cataclismo nuclear, por citar algunos. 

No obstante, hay otros temas, que si bien son más banales, igualmente suscitan el interés de la gente. Un ejemplo de ello es la expectación que ha causado el reporte “BA 2110: Flight of the Future”, hecho por la aerolínea British Airways por motivo de su cien aniversario, en colaboración con la agencia Foresight Factory, especializada en leading data-led trends, en el cual se predice el futuro de la aviación y los vuelos para los próximos veinte, cuarenta, sesenta y cien años. 

La aerolínea inglesa detalló que el informe busca “superar los límites de la imaginación” y “explorar cómo las futuras generaciones circunnavegarán la Tierra” en un escenario dominado por las experiencias hiperpersonalizadas, el desarrollo sostenible  y tecnologías como la Inteligencia Artificial. 

“El informe es uno de los más grandes en su tipo en el mundo, en el que se encuestó a más de 13 mil viajeros de diez países y se consultó con expertos líderes en el sector y futurólogos para ofrecer una imagen de cómo serán los vuelos en el futuro”, precisó British Airways.

El estudio sugiere que las aerolíneas podrán satisfacer las demandas de los usuarios que exigen experiencias hiperpersonalizadas. ¿Cómo? Por ejemplo, a través de los asientos de las aeronaves, las cuales integrarían escanéres biológicos para identificar las necesidades fisiológicas y nutricionales de los viajeros. A partir de esta información, se recomendaría un menú de alimentos y bebidas -los cuales se elaborarían por medio de una impresora 3D), para atender los requerimientos de los pasajeros. 

De esta manera se eliminará el rol de las azafatas y aeromozos, quienes actualmente recorren el avión ofreciendo a los usuarios los alimentos que disponen. Incluso, la investigación va más allá, y plantea un escenario en el que hologramas sean los responsables de atender los requerimientos básicos de los pasajeros, mientras que los miembros de la tripulación se enfocan en tareas más complejas. 

Por otra parte, la elaboración de alimentos no será el único uso que se le daría a las impresoras 3D. El reporte esboza que también se podrían crear suplementos de salud para combatir el jet leg y alcanzar una mejor aclimatación del destino al que viajaremos. 

Además, partiendo de tecnologías como la Inteligencia Artificial o el Almacenaje en la Nube, el usuario podría diseñar un paquete personalizado de entretenimiento para disfrutar de las películas o series de televisión que él desease y amenizar su vuelo. 

Asimismo, el reporte enfatiza que los usuarios demandan agilizar los procesos de su viaje aún cuando están en el avión viajando a su destino . Por ejemplo, el 73 por ciento de los viajeros encuestados abogó por que las aeronaves del futuro cuenten con tecnología a bordo que les facilite completar los controles migratorios y de VISA; programar un transporte del aeropuerto al hotel y agendar con un concierge que les dé un tour especializado. Derivado de lo anterior, la investigación apunta que no sería extraño que en las próximas décadas, los aviones cuenten con la tecnología suficiente para cumplir estas exigencias. 

¿Y dónde queda el medio ambiente?

Uno de los grandes temas de conversación a nivel global es el referido al desarrollo sustentable. En este sentido, y partiendo del resultado de que el 43 por ciento de los encuestados está dispuesto a pagar más por un boleto si viajan en un avión amigable con el medio ambiente, y que el 45 por ciento está dispuesto a descartar la variable del tiempo de vuelo y optar por el más largo si es la opción más ecológica, los expertos predijeron que podríamos ver aeronaves eléctricas, estaciones de recarga de combustible flotantes o aviones alimentados por energía solar.

¿Cruceros aéreos?

Si bien el estudio reconoce que la aparición de aviones supersónicos contribuirá a la reducción en  los tiempos de vuelo, pasando por ejemplo de una travesía de Nueva York a Londres de siete a tres horas, el informe pronostica que para finales de este siglo habrá un cambio en la demanda de los consumidores que buscarán vuelos más lentos y experimentales como “una forma de comenzar de manera tranquila sus vacaciones”. 

¿Qué significa esto? Pues bien, según el informe, estos vuelos podrían asemejarse más a “cruceros aéreos”, en los que lentitud de su trayecto se prestaría para  los viajeros puedan atravesar sobre áreas turísticas como las Pirámides de Giza mientras una especie de guías basados en Realidad Virtual le comparten a los pasajeros una explicación detallada del lugar. 

Asimismo, la demora en el recorrido abriría la puerta a que a bordo del avión se impartan clases de yoga, arte o meditación.

Para quienes disfruten viajar en avión, lo único que podrán hacer es desear que esta transformación llegue lo antes posible.





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