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El falso patriotismo mexicano

VIX

Con la llegada de septiembre, el mes patrio, el país se pinta de verde, blanco y rojo en todos los espacios públicos y privados. El mexicanismo se vive por todos los sentidos: se ve en la decoración, se escucha en los gritos unísonos del “Viva México”, se huele en la pólvora de los fuegos artificiales y sabe a chiles en nogada y tequila. Se celebra la Independencia de México y con esto la libertad y la identidad de nuestro pueblo, pero, ¿qué identidad?

Existe un legado de la colonización española del que nunca nos hemos podido independizar: el rechazo a nuestra identidad indígena; por el contrario, a lo largo de la historia de México se han reforzado una serie de estereotipos sociales que han condenado al indigenismo a la otredad; en el imaginario colectivo ser mexicano y ser indígena son cuestiones distintas, son ellos y nosotros. Y la expectativa es que eventualmente ellos se conviertan en nosotros, los mexicanos.

El indigenismo representa, nuevamente dentro del imaginario colectivo, todo aquello que el mexicano teme ser: la pobreza y la piel morena; en este sentido, el clasismo y el racismo se intersectan creando una experiencia de discriminación más profunda que lleva a la marginación y exclusión social y gubernamental, de forma tal que la discriminación se vuelve estructural y, por tanto, resulta prácticamente imposible salir de esta marginalidad. El trato social y las políticas públicas para los pueblos indígenas parten de un romanticismo asistencialista que les resta autonomía y libertad, como reflejo de esta discriminación sumamente interiorizada.

El significado que se le ha dado al ser ‘mexicano’ es ahistórico y colonizador, y desde esta realidad los mexicanos no somos patriotas, pues como señala Nussbaum, el patriotismo significa aceptarnos como miembros de una misma familia que comparte unos fines comunes. De forma tal, que el patriotismo significa no solo ver a las personas indígenas como nuestros iguales, sino el derrotar las barreras sociales que les impiden su plena participación e integración social. México será verdaderamente independiente el día que el racismo y el clasismo endémicos no formen parte de su realidad social.

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