En la noche del 15 de abril de 2019, una parte de Philippe Villeneuve murió junto al incendio de la Catedral de Notre Dame, uno de los mayores símbolos de París y de la historia de Francia que arrasó severamente con parte de la estructura del edificio, siendo la aguja y el tejado las zonas más afectadas.
«El día del fuego morí. Una persona nueva salió de ahí. Toda mi vida había sido una preparación para trabajar un día en la catedral. Ese monumento es parte de mí. Por él quise ser arquitecto», se sinceró Philippe en una entrevista con el diario Le Figaro semanas después del siniestro.
Pero ahora el arquitecto francés ya sabe su encomienda: reconstruir uno de los patrimonios culturales más importantes de la Humanidad, tal cual como era antes del desastre. Así lo dio a conocer el presidente Emmanuel Macron, quien atendió las sugerencias de los especialistas y desechó la idea de modificar algún aspecto de la edificación original.
Originalmente, con los Juegos Olímpicos de París 2024, el presidente francés había planteado retocar la Catedral con detalles modernistas, lo que derivó en propuestas surrealistas por parte de arquitectos de todo el orbe. No obstante, esta semana se decantó por la visión más tradicionalista: restaurar a Notre Drame como ha sido siempre, como ha encandilado al resto del mundo.
El proyecto considera recrear la aguja del Siglo XIX de Viollet Le Duc que se desplomó a raíz del incendio, y “promueve la fidelidad de la forma del monumento y una restauración de la catedral a su forma más reciente”, señalaron fuentes oficiales.
Incluso la reparación contempla la réplica de materiales originales para garantizar la autenticidad, armonía y coherencia de la obra.
La decisión de Macron da la razón a Philippe Villeneuve, quien desde el primer momento se opuso a la idea de darle un aura más contemporánea al monumento; él siempre abogó por preservar la forma histórica que ha lucido la catedral. El arquitecto argumentó que de esta forma podrían cumplirse los plazos marcados por el presidente de Francia, quien tiene interés en que el proyecto quede finalizado antes de 2024.
En la misma entrevista con Le Figaro, tras el comienzo de las obras de restauración de Notre Dame, Philippe confesó que en muchas ocasiones estaba al borde de las lágrimas tratando de dejar a un lado todos los comentarios vertidos alrededor de los planes de reconstrucción:
«Evito escuchar los comentarios. No me hago preguntas excepto para saber cómo sobrevivir a este sufrimiento abominable. A veces estoy a punto de llorar. Pero la catedral está por encima de todo esto y hay que estar a su altura».
Ahora ni nadie ni nada lo sacará de su férrea misión -y encomienda- de dejar a Notre Dame tal cual como ingresó a ser patrimonio de la UNESCO. «Tengo la nariz metida en mi catedral 12 horas al día y permaneceré en mi lugar como arquitecto jefe. Me dieron una tarea y un monumento, la catedral de Francia», dijo convencido.