Icono del sitio Líder Empresarial

El día en el que se cayó un muro

Un día como hoy, pero de 1989, cuando era un adolescente, vi con entusiasmo la caída de un muro que simbolizaba el inicio de una nueva era, la cual esperaba con optimismo: el muro de Berlín.

Este día, mi hijo adolescente de una edad casi idéntica a la mía amanece con la noticia de que se inicia una nueva era la cual tiene como símbolo un muro. Más allá de la deleznable ideología personal y los conceptos retrógradas sobre las minorías representan a Donald Trump, su triunfo se conecta con el Brexit como un retroceso en la globalización, en un freno al libre flujo de personas, capitales, empresas y mercancías.

Si los gobernantes de dos países líderes en la economía mundial, y durante décadas paladines del libre comercio, creen que su pueblo los respalda y en los referéndum sus votantes les dan la espalda, no forzosamente significa que el liberalismo ha fallado por completo o que la globalización deba ser borrada de nuestro diccionario. Sin embargo, indiscutiblemente debe replantearse a sí misma, porque la generación de riqueza en estas décadas no ha desembocado en una justa distribución de la misma y en un verdadero desarrollo social.  Esa es la verdadera lección que deben aprender los mercados acerca de por qué existe y triunfa un Nigel Farage o un Donald Trump.

Ningún sistema económico es lo suficientemente bueno si el pueblo al que va dirigido no percibe un crecimiento en sus expectativas de vida prospera y con esperanza. Esa lección debe aprenderse en México camino al 2018.

Salir de la versión móvil