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El correlato para Aguascalientes: movilidad social y educación

Para el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), movilidad social se puede definir a grandes rasgos como el cambio en la posición socioeconómica de las personas.

La baja movilidad social en México es un reflejo de la desigualdad en las oportunidades: de un contexto en el que el progreso de las personas depende más de la condición socioeconómica de su hogar de origen que del esfuerzo y mérito propios.

La cuestión educativa es muy importante para la movilidad social, por lo que conocer la infraestructura con la que se cuenta es parte fundamental para la estrategia. En el caso de la ciudad de Aguascalientes, tenemos una unidad de servicios educativos por cada 363 efectivos entre los 0 y los 24 años. En promedio hay un plantel por cada 415 efectivos en el Estado; pero en algunos municipios la proporción representa a más del doble en habitantes (como en el caso de El Llano y Asientos).

La movilidad social intergeneracional requiere que la persona sea integrada a un sistema educativo que le permita superar a su hogar de origen. En materias de estudios y oportunidades (tanto para los individuos como para el quehacer colectivo), participar, aprender o emprender son verbos que debemos conjugar permanentemente en familia y con la sociedad.

Este tipo de movilidad trae consigo nuevos retos en lo personal, lo familiar y lo social. Hay asimetrías importantes por atender; de hecho, su avance será una condición básica para el cambio de horizontes políticos.

Aguascalientes, el panorama para la movilidad social

Tres de cada diez mexicanos mayores de 15 años presentan aún rezago educativo por dos de cada diez en Aguascalientes capital, pero prácticamente la mitad en Calvillo. Las condiciones del hogar de origen determinan en buena medida las oportunidades educativas, en particular en el centro del país.

Estamos hablando de un cambio que se debe reflejar en las personas y que implica mejoras en capacidades, riqueza, educación, ocupación, ingresos, salud, alimentación, entre otras dimensiones sociales y económicas. La movilidad social refleja el nivel de igualdad de oportunidades entre la población: a mayor igualdad de oportunidades, mayor movilidad social.

Es notable que, en Aguascalientes, por ejemplo, cerca del 20% de la población (y en algunos municipios más que eso) presente para CONEVAL carencias por acceso a la alimentación, como en los casos de El Llano, Cosío y Asientos.

De hecho, hay carencias que propician que la población en alto porcentaje sea catalogada como “pobre” y particularmente en pobreza laboral; es decir, que sí cuentan con trabajo, pero con lo que les pagan no alcanzan a cubrir la línea básica para el bienestar. Consideremos que, como marca el CEEY, la desigualdad es nociva para la sociedad entera; siete de cada diez personas que nacen en la pobreza en México se quedan en la pobreza.

Particular atención se debe poner a las viviendas y los hogares, tanto en materia de servicios como de espacio vital. Causan particular inseguridad humana el hacinamiento y la falta de servicios tales como vigilancia, alumbrado público, servicios básicos y otros cada vez más necesarios (como el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación).

Existen tres razones para promover la movilidad social: justicia social, cohesión social y crecimiento económico. Los estudios del CEEY aportan nuevos datos para iniciar el año 2023. La movilidad social en nuestro país aún es baja: 74 de cada 100 mexicanos que nacen en condición de pobreza no logran superar la condición de pobreza a lo largo de su vida. Esto convierte a la movilidad social de ese 74% en una materia prioritaria para los próximos años, no para ser sujetos de dádivas y su consiguiente pérdida de autonomía, sino de justicia social y oportunidades, para confirmar sus proyectos de vida y su propio desarrollo.

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