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El congreso de los ratones

Por Antonio Martín del Campo

Director Regional de Endeavor Centro Norte

Con la colaboración de: Alejandra Miranda Mijares y Ximena de Alba de la Cerda

“Los mosquitos mueren entre aplausos.”

Woody Allen

Frank Zacharias Robin, Zac, Goldsmith es el nuevo rockstar de la política británica. Aristócrata, ambientalista y miembro de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, es el candidato conservador a la alcaldía de Londres para 2016. Durante su campaña interna, Zac se salió un poco del guión de candidato conservador al afirmar que: “Mientras las grandes empresas ganan más subsidios y acceso político, las pequeñas se ahogan sin que se interesen por ellas, y los ciudadanos que se quejen por ello corren el riesgo de ser tachados casi de terroristas”. Y agrega, “la globalización económica se trata de homogeneizar diferencias en los mercados del mundo, culturas, gustos y tradiciones. Se trata de globalizar grandes compañías”.

Más allá de la osadía de atacar sus propias raíces y algunas reglas no escritas en su partido, lo relevante de su discurso es el evidente parecido que tiene su realidad con la de Latinoamérica, en concreto con la de México. Los actores son los mismos, solo que en el territorio mexicano las grandes empresas nacionales son reemplazadas por las internacionales avecindadas en el país; los pequeños negocios son las Pyme y listo, se tiene un símil bastante plausible de lo que está pasando en materia de fomento empresarial.

El congreso de los ratones entra en sesión y las divisiones no se hacen esperar: se debe apoyar a las firmas trasnacionales porque dan empleo (mal pagado, por cierto) o a las microempresas aunque solo generen autoempleo.

A falta de ideas, los congresistas solicitan ayuda a los principales formuladores de políticas del mundo, a pesar de que estos busquen, a su vez, otros motores de crecimiento para sus propias economías y se enfrenten al problema de que la mayoría de las iniciativas ya están averiadas.

En busca de respuestas, se implementan políticas en todos los sentidos, tratando de atacar el mayor número de sectores e industrias, pero solo se obtienen pobres o nulos resultados. Para fomentar más aún el debate, un estudio lanzado por Endeavor, “El Reporte 6-30”, concluye que las scaleups han contribuido con más del 30 por ciento de los nuevos empleos generados en los últimos tres años en México, aunque solo representan 6 por ciento de los negocios en el país.

Así pues, solo quedan dos alternativas: seguir construyendo puentes donde ya no existen ríos o reflexionar profundamente en donde se debe poner el foco del desarrollo empresarial. No se trata de excluir a nadie ni mucho menos satanizar las inversiones; se trata de enfocar los esfuerzos en pocas variables fuertes, pues los recursos son cada vez más escasos.

Las respuestas no son fáciles de encontrar, pero ante el complicado panorama que se vislumbra para América Latina en 2016, sería una buena idea entender que los esfuerzos deben estar enfocados en la calidad, no en la cantidad, de los actores que puedan generar crecimiento económico.

Bien decía Lincoln: «Soy un gran creyente de las personas, si les dices la verdad ellos pueden enfrentar cualquier crisis nacional, el punto es siempre darles los datos reales». Si la discusión comienza desde ahí, seguramente más de uno querrá ponerle el cascabel al gato.

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