Como ya he escrito con anterioridad, Aguascalientes se ha destacado por su gran despegue económico en los últimos años. Sin embargo, no es así en otros indicadores que serán tema para otra ocasión. Esta vez quisiera abordar lo alarmante que me ha sido experimentar la pobre oferta laboral de Aguascalientes, así como la poca visión organizacional que existe en diversas empresas y la vulnerable sinergia que representa emprender algún proyecto por cuenta propia.
Según cifras del Instituto de Educación de Aguascalientes, para el ciclo 2015-2016 egresaron cerca de 10,920 profesionistas, de los cuales el 37.4% forma parte de licenciaturas en Ciencias Sociales, Administración y Derecho. Y el 32.9% en Ingeniería, Manufactura y Construcción, en contraste con las demás áreas que se encuentran entre el 1% u 11% por lo que se puede intuir un gran avance para que exista mucho mayor tasa de egresados en Ingeniería, no obstante, al parecer sigue existiendo una amplia brecha entre la oferta educativa y la realidad del mercado laboral.
Basta abrir un periódico o algunas de las tantas bolsas de trabajo de gobierno o en internet, para observar que los principales puestos de trabajo ofrecidos en Aguascalientes se repiten entre una u otra empresa en áreas como producción, mantenimiento, calidad, compras y logística, idiomas, reclutamiento, gestión de capital humano y ventas.
Lo anterior es un reflejo claro del momento industrial que se encuentra viviendo Aguascalientes pero en el que desventuradamente se puede observar una muy baja diversificación de actividades de valor agregado dejando que profesiones innovadoras o con mucho potencial tengan una escasa o nula oferta laboral en el estado.
Pareciera ser que si no tienes algún estudio o experiencia relevante en líneas de producción, calidad y mejora continua no puedes formar parte del mundo laboral desatendiendo importantes rubros como lo son el Científico y de Investigación, Negocios (Alta Dirección), Emprendimiento y Finanzas.
En consecuencia, este tema trae a debate distintas posturas entre empleados y patrones. A pesar de que temas fundamentales como lo son la baja productividad y los salarios paupérrimos, siguen estando pendientes.
Aún me cuesta creer la disparidad existente entre la enorme cantidad de tiempo invertida en un empleo versus el sueldo, y lo variable que puede ser éste entre un sector a otro. Así como, las repercusiones sociales que esto conlleva, pues muchas de las veces los trabajadores experimentan hacinamiento en sus viviendas de la periferia, descuido a su familia, sin espacios públicos dignos; y para agregar un pésimo transporte público donde en promedio pudiesen estarse destinando hasta 2 horas al día en traslados.
Además de condiciones de trabajo en las que el empleado parece estar en la más baja jerarquía, donde no existe una promoción de estilos saludables de vida, con prestaciones para llevar a cabo actividades físicas, comedores con alimentos saludables, equipo de trabajo ergonómico, seguro de vida o en el mejor de los casos seguro de gastos médicos mayores, expuestos a diversos riesgos y negligencias de trabajo.
El tema de los trabajadores ha sido un tema tan debatible en la Constitución, y ante los grandes intelectuales de finales del Siglo XIX y Siglo XX y sin embargo, todavía siguen sufriendo las consecuencias de la falta de oportunidades de crecimiento, movilidad social y la nula cultura por promover espacios colaborativos, de convivencia, de innovación y sobre todo de bienestar, no nos sorprenda entonces los índices de suicidio, las tasas de desempleo, las desbordantes olas de pacientes con enfermedades costosísimas para las instituciones públicas de salud, queda claro que es un tema complejo, el cual debiese ponerse más atención.
En otras palabras, ojalá pronto se pueda ver un aumento de emprendedores con empresas de alto impacto que puedan repercutir positivamente en el mercado laboral. Así también una mayor conciencia en las empresas de la importancia del Capital Humano y la Cultura Organizacional, así como la promoción gubernamental de una mayor diversificación de actividades económicas y no solo ser una pieza más de la línea de producción.
Recomiendo ampliamente leer el libro Creatividad SA de Edwin Catmull, para con ello entender el éxito de diversas empresas y/o clústeres.