El ciclo de vida de una organización se parece al de los seres humanos: ambos nacen, crecen y mueren. Una buena gestión empresarial no trata de hacer inmortal una empresa, sino prolongar su existencia hasta donde sea posible con calidad. Sabiendo que la perfección es una mera utopía, es fundamental revisar continuamente los hábitos y desaprender lo aprendido para evaluar nuevas alternativas, pues de lo contrario se corre el riesgo de perpetuar errores.
Para lograr lo anterior, hay aspectos en el ámbito organizacional que deben ser atendidos por separado, pues las problemáticas que derivan de ellos son particulares:
- El medio ambiente al cual está circunscrita la empresa determina muchas de sus características e interacciones. Algunas particularidades, como los aspectos jurídicos, no pueden ser alterados unilateralmente; sin embargo, sí se puede descubrir cómo influyen y establecer medidas adaptativas.
- La estructura organizativa puede ser también un importante generador de problemas. Si no existen políticas o reglas claras para determinados asuntos, como selección de personal o ascensos, ni se proveen mecanismos para resolver conflictos internos, se sientan las bases para crear más desacuerdos.
- Los colaboradores son otro factor relevante. Como seres por naturaleza imperfectos, las relaciones entre ellos multiplican las imperfecciones. Por ello, es necesario contar con marcos de referencia claros para tener un mejor desempeño institucional.
- Los directivos también son elementos que pueden causar estancamiento si no trazan metas claras y establecen alternativas para sobrellevar los retos. Acceder a conocimientos globales y a la creación de proyectos motivadores son maneras de superar esa inercia. En palabras de Peter Drucker: “Nunca deje de aprender. La gerencia es una profesión, no un derecho ni una herencia. Acepte que con frecuencia habrá cosas que usted no sabe y que encontrar formas mejores de hacer las cosas es parte de su trabajo”.
- El impacto de la comunicación y el poder de la información son enormes; por ende, su influencia en la estabilidad de una compañía es incalculable. Los rumores y el flujo de noticias en torno a la organización y sus integrantes son cuestiones que requieren especial cuidado.
El coaching o la consultoría son herramientas que pueden ayudar a superar las dificultades mencionadas anteriormente para alcanzar el mayor y mejor desarrollo posible. Un profesional en este ámbito realizará un diagnóstico que ayude a la empresa a recuperar el sentido común para ver las cosas en sus justas y reales dimensiones; además, liderará las enseñanzas y procesos de aprendizaje para construir una visión, tanto objetiva como estimulante, del entorno.
El ciclo de vida de la organización obedece a la capacidad de adaptación y crecimiento continuo. En un ambiente de negocios cambiante, se depende del aprendizaje institucional. Los emprendedores y empresarios deben capacitarse porque sin nuevo conocimiento no hay cambio ni innovación ni sobrevivencia.
Fuente de consulta
Fernández Aguado, Javier; Urarte, Marcos; Alcaide, Francisco. Patologías en las organizaciones.