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El apunte: cuarta parte del PIB estatal corresponde a trabajo no remunerado

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI (ENOE) nos muestra información cada vez más detallada sobre la complejidad del fenómeno ocupacional. En la última edición -a través de la Cuenta Satélite del Trabajo NO Remunerado de los Hogares de México- justiprecia la participación de este tipo de labores tanto en las cuentas nacionales como en las estatales.

Los últimos datos sobre los resultados en cifras netas del trabajo no remunerado per cápita, muestran que cada persona participó en promedio, con el equivalente a 39,736 pesos anuales por sus labores domésticas y de cuidados. Al desagregar este valor según el sexo de quien realizó estas actividades, se observó que el trabajo de las mujeres tuvo un valor equivalente a 55,811 pesos, mientras que el de los hombres fue de 20,694 pesos durante el mismo año.

El Valor Económico del Trabajo No Remunerado de los Hogares (VTNRH) está compuesto por las labores domésticas y de cuidados (realizadas por los miembros del hogar mayores de 12 años) que son equivalentes al 23.3% del PIB, las actividades destinadas a la generación de bienes de autoconsumo que se aportan genera otro 1.6% del producto.

Anualmente, el valor económico del trabajo no remunerado doméstico y de cuidados (a precios corrientes) se acerca a los 5.1 billones de pesos, cantidad equivalente al 23.3% del PIB; de esta participación las mujeres aportan 17.5 puntos y los hombres 5.8 puntos. Además, en términos reales dicho valor ha registrado un crecimiento anual del 3.2%.

Una cuarta parte del PIB de un estado como el de Aguascalientes es aportado por el trabajo no remunerado. Es importante señalar que las horas semanales destinadas por persona a las labores domésticas y de cuidados se han incrementado 4.4% en los últimos 4 años, pasando de 26.5 a 27.7 horas por semana.

El valor generado por el trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados de los hogares como proporción del PIB de Aguascalientes, es superior al logrado por algunas actividades económicas como el comercio; o alcanzado por la sumatoria de: la construcción, los servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles, junto con las actividades del gobierno.

La Agenda 2030 constituye una oportunidad para llevar adelante cambios profundos de forma integral en la conceptualización del desarrollo, así como en el diseño y la implementación de las políticas públicas de igualdad en los países, evitando que el logro de unos objetivos se haga a expensas del avance de otros, especialmente de los derechos de las mujeres.

Con el fin de propiciar el cambio estructural progresivo, se hace necesario el análisis de la medición del tiempo y de las desigualdades de género, relacionadas con el trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados de los hogares.

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