La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advierte que la región muestra las siguientes señales de alerta: a) un bajo crecimiento; b) una desaceleración generalizada c) disminución del comercio, el consumo y la inversión y d) hay una lenta reducción de la desigualdad.
Para la mexicana y secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, la región ha subestimado la desigualdad, y por ello se necesita una nueva generación de políticas y una nueva ecuación entre Estado, mercado y sociedad, que permita avanzar en la construcción de nuevos consensos.
Bárcena ha estado exponiendo sobre pobreza y desigualdad en América Latina y el Caribe reiterando que la cultura del privilegio naturaliza las desigualdades, las jerarquías sociales y las enormes asimetrías de acceso a los frutos del progreso.
La CEPAL ha venido señalando que está aumentando la pobreza en América Latina y el Caribe, especialmente la extrema, y que se espera una agudización de esta tendencia en el futuro próximo en un contexto económico, social y político complejo.
Cuáles son las causas de la situación actual para la CEPAL:
- Las causas de la situación migratoria en América Latina y el Caribe obedecen a una falta de empleo y de oportunidades económicas, así como por ingresos bajos, en su lugar de origen.
- Presencia de las violencias e inseguridad en los lugares de origen, indicador de que el crecimiento de los últimos años no ha sido suficiente.
- La desigualdad ha venido en aumento. El 10 % de la población gana 70 veces más que los de menores ingresos.
- Necesitamos crecer, pero con una fuerte redistribución del ingreso. Reducir la desigualdad es clave para disminuir la pobreza
- La región presenta bajo crecimiento, y esta situación se mantendría en el año 2020, ya que el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita se ha contraído 4 % entre 2014 y 2019.
- La desaceleración se generaliza en más países y más sectores, también se registra un menor volumen en comercio y términos de intercambio menos favorables.
- Otro de los indicadores que alerta sobre la situación de la región, es que la demanda agregada interna se debilita: consumo e inversión desaceleran o se contraen; baja contribución del gasto público al crecimiento y se reduce el crédito interno.
- La desigualdad es ineficiente y atenta contra el crecimiento, está en el corazón del descontento social por deterioro del empleo, insuficiente ingreso, baja provisión de bienes públicos y de protección social.
En México es menor la pobreza y la desigualdad en entidades como Baja California, Nuevo León y Jalisco, pero crece de manera importante en estados como Michoacán y Guanajuato. Son preocupantes, en el vecindario regional, los casos de Zacatecas y San Luis Potosí. Aguascalientes y Querétaro se encuentran entre los de menor cantidad de pobres e índice de desigualdad.
Con un menor número de pobres, y un mayor porcentaje de personas preparadas, productivas e innovadoras, el índice de progreso social crece de manera sostenida, así como decrece en las entidades donde estas condiciones están ausentes. Es importante contar con personas resueltamente trabajando por la igualdad, para que la presencia de inequidades (injustas y evitables) no agudice la desigualdad y la pobreza.
Las entidades del sureste son el caso de la falta de progreso social, en oposición a otras del centro y norte del país. Colima, Querétaro y Aguascalientes encabezan el Índice Nacional de Desarrollo Inclusivo (INDI) 2019, mientras que Tabasco, Guerrero y Chiapas ocupan los últimos lugares, en el índice elaborado por la organización civil Valor México, que clasifica el desempeño económico y las condiciones de inclusión de las entidades federativas a partir de un modelo utilizado por el Foro Económico Mundial que analiza a naciones en función de indicadores agrupados en tres categorías: crecimiento y desarrollo, inclusión, equidad intergeneracional y sostenibilidad.
Reducción de las desigualdades
Acorde a los objetivos 2030 de la ONU, es indispensable potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición.
Esto conlleva garantizar la igualdad de oportunidades, facilitar la migración y movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, así como alentar la asistencia oficial al desarrollo para los estados con más necesidades.
