Para tener un panorama integral del sistema hídrico del país, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) presenta las “Estadísticas del Agua en México (EAM)”. En el documento se refiere que, en 2017, Querétaro se encontraba en estado de vulnerabilidad de sequía, lo que se tildó como un “tema preocupante”, debido al crecimiento acelerado de la tasa poblacional de la entidad.
En exclusiva para Líder Empresarial, el Ing. Javier Gámez, corresponsable de Seguridad Hidráulica e Instalaciones del Colegio de Ingenieros Civiles de Querétaro, señala que, si bien existe déficit de agua en la entidad, el verdadero reto es el aprovechamiento óptimo de este recurso: del 100% de agua disponible, el 61% se consume de forma superficial y el 39% de aguas subterráneas.
“Donde se genera el 67% de escurrimiento está asentado el 33% de la población —que es donde se genera el 17% del PIB estatal—. A su vez, donde se genera el 33% de agua está asentado el 77% de la población —donde se genera el 83% del PIB—”, también señala.
El ingeniero recalca que la disponibilidad natural del agua depende del balance entre la captación pluvial en la cuenca local, así como de los fenómenos hidrológicos (proceso natural del agua) y del recurso disponible para la sustracción.
Gámez apunta que el déficit del vital líquido corresponde a las necesidades productivas en la actualidad. Explica que la clasificación agrupada de uso de aguas del Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) se divide:
- Para uso agrícola
- Para el abastecimiento público
- Para uso industrial integrado
- Para electricidad
De acuerdo con esta clasificación, el ingeniero estima que en Querétaro el agua se distribuye, aproximadamente, de la siguiente manera:
- 642 hm3 para uso agrícola (65%)
- 306 hm3 para abastecimiento público (10% al 20%)
- 60 hm3 para el uso de industria autoabastecida (10%)
Javier Gámez agrega que el agua es un recurso cuantificable, no renovable y limitado, mientras que la economía es un sistema no finito; por tanto, es importante buscar que los presupuestos se ajusten a la disponibilidad del vital líquido —y no al revés—. En este sentido, sugiere focalizar los esfuerzos en tres aristas inseparables para afrontar este reto: solución técnica, económica y social.
“La forma más sana de crear soluciones es hablar de frente y con claridad sobre las problemáticas, sin encubrir nada y proponiendo soluciones integrales, buscar cambios paulatinos, constantes y conscientes en la técnica de sustentabilidad del agua”, concluye.