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E-Beam Agroindustrial: Respaldo internacional para llegar más lejos

E-Beam Agroindustrial ha sido respaldado por el Centro Nacional de Investigación de Haz de Electrones (NCEBR) de la Universidad de Texas A&M, institución enfocada en la investigación, desarrollo y comercialización de servicios de tratamiento de alimentos con tecnología E-Beam.

Cabe resaltar que el proyecto de Aguascalientes se ha beneficiado a través de las alianzas estratégicas, la vinculación y el apoyo recibido de autoridades federales y estatales, inversionistas visionarios, empresarios y asociaciones del sector agroindustrial.

Uno de sus investigadores principales, el profesor y jefe asociado del Departamento de Food Science & Technology, el doctor Suresh Pillai ha enaltecido la iniciativa del ingeniero Meave, al considerarlo un ejemplo en la promoción del uso de dispositivos de haces de electrones en cuestiones de inocuidad y seguridad alimentaria.

Quizás existen muchos países que cuenten con los recursos y la capacidad intelectual para emprender un proyecto como este, pero muy pocos lugares y personas como Gerardo Meave cuentan con esta visión a largo plazo que permita el éxito de una iniciativa así”, sostiene.

La planta de E-Beam en Aguascalientes también ha despertado el interés del Departamento de Energía de EUA, que ha visto en este complejo una referencia replicable en toda América Latina.

Es un ejemplo en Latinoamérica de cómo es posible romper el paradigma y demostrar que sí podemos acceder a tecnología de este tipo que nos permita dar un brinco de calidad, para competir en seguridad e inocuidad alimentaria, comercial, económica y ambientalmente, a través de proyectos en la modalidad llave en mano, con equipos y personal altamente competitivos y con una visión integral y multidisciplinaria”, refiere la doctora Lydia Paredes.

El ingeniero Meave atendió a autoridades gubernamentales y empresarios de Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, que están interesados en conocer el proyecto de Aguascalientes y detalles de la tecnología E-Beam, para evaluar las posibilidades de replicarlo en esas latitudes.

Se han reforzado este tipo de condiciones que ameritan que cada país tenga que cumplir con garantías de calidad. Únicamente se pueden lograr con este tipo de tecnologías de avanzada, amigables con el medio ambiente, que no son radioactivas ni dejan residuos químicos. El objetivo es mejorar la calidad de la vida humana a través de los alimentos”, reflexiona Meave.

Paredes Gutiérrez añade que esta tecnología coadyuva a las políticas públicas a ingresar a una nueva era de calidad e inocuidad de alimentos. Gracias a las buenas prácticas en beneficio de una agricultura moderna y sostenible, permiten alimentar a un mayor número de personas en el mundo, al tiempo que facilitan el almacenaje de alimentos en mejores condiciones y por más tiempo.

Por su parte, Efrén Velázquez comparte sobre sus beneficios: “Incentiva inversiones, motiva y genera la participación de socios, clientes y consumidores, fomenta la creación de empleos a lo largo de toda la cadena, ahorra costos de logística y tiempos de respuesta desde nuestra ubicación privilegiada. Este complejo es un fortalecimiento a la economía a través de la creación de valor”.

El servicio de esta planta representa un impacto muy importante para el crecimiento de México en seguridad y calidad alimentaria. Es uno de los cimientos para la modernización para lograr los objetivos planteados de esta nueva era, que no solamente son en beneficio de un país sino del mundo entero, en aras de una salud más eficiente y permanente en el consumo de alimentos”, señala el ingeniero Meave.

«La universalidad de esta tecnología nos ha abierto las puertas en diferentes foros internacionales de difusión sobre la irradiación de alimentos y la aceleración en la adopción de tecnologías E-Beam/X-ray, en países como Austria, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Corea del Sur, Ecuador, EUA, Panamá y Perú. En estos foros se ha resaltado la oportunidad económica-industrial para los productores primarios, los comercializadores, las grandes cadenas de distribución y, por supuesto, para el consumidor final», concluye.

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